Por Andrea Ramos, Country Manager Kilimo en Chile
Gracias a su extensa y variada geografía, Chile cuenta con terrenos fértiles para la producción agrícola de diversos productos, donde destacan las uvas, arándanos, ciruelas, cerezas y manzanas, entre otros. El país encabeza las listas de exportación de estos alimentos, y parte de este atributo se debe a quienes trabajan en el crecimiento y desarrollo de plantaciones y cultivos: los ingenieros agrónomos.
Durante el último tiempo, los ingenieros agrónomos han debido enfrentarse a diferentes desafíos debido a la aplicación de las nuevas tecnologías en el manejo de las tierras. La evolución tecnológica del agro es un hecho concreto y real no sólo en Chile, también en varios países. Ante esta situación, mucho se ha hablado del rol de los productores y principalmente de los expertos en este sector con la implementación de las nuevas tecnologías que hacen más eficaces y sustentables los sistemas agrícolas.
De forma paralela, los ingenieros agrónomos chilenos enfrentan también los desafíos de la sequía, que cumple 13 años en el país y convirtió a 2021 en el cuarto año más seco de la historia. Debido a la topografía a lo largo de su territorio, hay zonas en las que la sequía es muy intensa, como Petorca, Caburgua, Aculeo o Peñuelas, localidades que incluso pueden quedar sin agua.
Lo que se espera a futuro es una agricultura híbrida, que mezcle tecnología con expertise humano. Y es aquí donde el rol del ingeniero agrónomo requerirá de capacitación e innovación, así como también de flexibilidad para adaptarse a un entorno cada vez más desafiante y competitivo . Como encargado de organizar los beneficios naturales de forma exacta para desarrollar el sector agropecuario, rural y la industria agroalimentaria utilizando la ingeniería y la tecnología, son ellos, los ingenieros agrónomos quienes hacen posible que los agricultores y los ganaderos trabajen de un modo más eficiente.
En lo referente a la familiarización e incorporación de nuevas tecnologías, existen actualmente alternativas de software, big data e Inteligencia Artificial que estudian las necesidades específicas de recursos y riego de cada productor y diseñan un plan de trabajo personalizado. Sumarlas a la operatividad diaria permite beneficios concretos como por ejemplo, un ahorro de agua de entre 20% y 50%, de mejora en el rendimiento del riego, mano de obra, y electricidad. Además, son soluciones que pueden monitorearse a través de un computador o dispositivo móvil, haciendo mucho más fácil la interacción.
Combinar estos dos recursos -las personas y la tecnología- es clave para trabajar de mejor manera la producción agrícola. La transformación digital brinda beneficios como la mejora en la eficiencia y la efectividad en cualquier industria donde se aplique y es aún más vital en el caso de la agricultura, donde además entrega la oportunidad de generar producciones sustentables para el planeta y las personas de una manera más rápida y exponencial. Esto último, teniendo en cuenta la crisis climática y los acelerados pasos y efectos que está teniendo en Chile, demuestran que la implementación de esos cambios deben hacerse ya.
