Lanzado en 2017, y con la finalidad de combatir el cambio climático, Namuntu Lombriclub es un emprendimiento que surgió a raíz de la crisis que hubo en Valparaíso por los incendios y se dedica a la recolección de basura orgánica y el retiro de esta.
Según indicó el Ministerio del Medio Ambiente en 2018, cada persona en el país genera un total de 1,25 kilos de basura diariamente. Aproximadamente el 50% de eso, corresponden a residuos orgánicos. Estos, tienen efectos negativos para el medio ambiente, ya que liberan metano, que es un gas de efecto invernadero.
A raíz de ese problema, cuando Constanza Zapata estudiaba en la ciudad de Valparaíso, hacía lombricultura (producción de lombrices para el tratamiento de residuos orgánicos) y, como se dio cuenta de que no era una práctica tan popular, decidió crear Namuntu Lombriclub, un emprendimiento de gestión de basura orgánica.
“Ahí, cuando llegué como que estaba todo colapsado con las cosas del incendio y vi la cantidad de basura que había. Cuando me vuelva a establecer, dije, voy a empezar a reciclarlo todo, voy a hacerme cargo de todos mis residuos. En el transcurso de tres años, empecé a hacerlo por mi cuenta, la lombricultura en particular. Me obsesioné con las lombrices, lo encontraba muy fácil. Yo en mi tiempo libre me dedicaba a eso. Cuando me vine de Valparaíso, porque yo soy santiaguina, me traje el humus y empecé a venderlo todo listo, porque la gente me decía ‘prefiero comprarte todo listo’”, dice Constanza Zapata, fundadora de Namuntu Lombriclub.
¿Cómo funciona Namuntu Lombriclub?
Namuntu Lombriclub se dedica a recolectar y retirar residuos a domicilio. Los clientes pagan por una membresía, y a cambio reciben un litro de humus para que lo ocupen en sus plantas.
Llevan la materia a un terreno en Lampa y los tratan mediante tres procesos: el compostaje, la lombricultura y las pacas digestoras. A través de estos procesos se obtiene materia seca, que es comercializada y utilizada como abono para plantas.
“El humus, a diferencia del compost es como un shot de nutrientes, entonces, para cualquier cosa que lo quieras echar, se echa como queso rallado. Entonces, ese litro da suficiente. Ese humus no tiene costo adicional, sino que es parte del trato. Por cierto que nosotros después tratamos estos residuos, y con esto hacemos compost, y con esto armamos otros sustratos y eso lo comercializamos para hacer más lucas”, dice Zapata.
Cada vez más grandes
Una vez que terminó de estudiar, Coni, como le dicen sus cercanos, volvió a la capital. Ahí, tuvo que instruirse de nuevo, ya que el proceso de descomposición de la materia orgánica varía según el sitio, y expandir su proyecto hasta llegar a 25 comunas de Santiago.
“Uno de mis mayores desafíos fue expandirme, porque no tenía nada, ni auto, entonces, todo ha sido tirarse a la piscina. Si yo hubiera pensado esas decisiones en esos momentos, no estaría donde estoy ahora, no lo hubiera hecho porque era casi poco lógico. Partí con el auto de mis papás, pero después me compré un auto propio. Siempre ha sido el tema del capital algo re importante, pero, cada vez que me ha llegado capital, por ejemplo, me gané el Capital Abeja, lo veo como una especie de señal. Siempre cuando he necesitado que algo salga, ha salido sin que yo lo muñequee demasiado. Entonces, desde la perspectiva del emprendimiento, yo lo veo como señales”, explica.
