La startup chilena de beneficios Betterfly se acaba de transformar en la primera empresa social en adquirir el estatus de unicornio (es decir, lograr una valorización por sobre los US$1.000 millones). Este hito, además de confirmar el buen momento del entorno emprendedor chileno, pone el foco en las empresas con sentido social, que cada vez crecen más en nuestro país.
Betterfly, una revolucionaria aplicación de beneficios de bienestar para trabajadores –que recompensa los hábitos saludables con donaciones benéficas-, se transformó esta semana en la primera empresa latinoamericana con certificación B en ser valorizada en más de US$1.000 millones y convertirse en unicornio.
La innovación chilena con un sentido social se está haciendo un espacio relevante en el mundo, como es el caso de Betterfly, de la mano de su fundador y CEO, Eduardo della Maggiora,- que con esta startup desarrolló un modelo de beneficios pionero en una nueva forma de llevar la protección financiera, empoderando a las personas para que ayuden a los demás y cuiden de su propio bienestar mental, físico y financiero.
Betterfly pone el impacto social y el propósito en el centro de su propuesta y desde el principio tomó la decisión certificarse como B-Corp (Empresa B) y estructurarse como Public Benefit Corporation en Estados Unidos, con la misión legal y un modelo de negocios que considera una “línea de triple rentabilidad” –Personas, Planeta y Beneficio– extendiendo los beneficios tanto a los accionistas como a las comunidades y a los empleados.
Pero no es el único caso. De acuerdo con Sistema B, Chile hoy tiene más de 200 empresas B, lo que posiciona al país como el segundo con más empresas B en Latinoamérica, sólo detrás de Brasil. Chile además es el país con más empresas B per cápita del mundo, y fue en él donde se certificó la primera empresa B de Latinoamérica, TriCiclos, fundada por Gonzalo Muñoz.
El emprendimiento social nos distingue y concuerda con el atributo que más nos identifica a los chilenos, de acuerdo con nuestro estudio de orgullo nacional: la solidaridad.
Todas las empresas B miden su impacto social y ambiental y se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente. Asumen con responsabilidad y orgullo pertenecer a este movimiento global de empresas que quieren hacer un cambio, utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales. Para crear futuro.
Las empresas B tienen 4 elementos claves. Propósito: las motiva la creación de impacto positivo en la sociedad y el medioambiente. Requisito legal: amplía el deber fiduciario de accionistas y gerentes para incluir intereses no financieros. Certificación: se evalúa y compromete a mejorar sus estándares de gestión y transparencia. Interdependencia: son parte de una comunidad a través de una declaración de interdependencia.
De acuerdo con las cifras de Sistema B, las industrias con mayor representación de empresas B en Chile son servicios profesionales y técnicos (21%), retail (12%) y manufactura (11%), y su distribución está bastante centrada en la región Metropolitana (75%), seguida muy de lejos por la región de Los Lagos (10%), y el resto del país. En cuanto a su número de trabajadores, la mayoría de las empresas B chilenas tienen entre 1 y 49 trabajadores (73% de las empresas).
En 2021, un total de 28 empresas chilenas fueron reconocidas en “Best for the world”, premio otorgado por la ONG estadounidense B Lab Global y Sistema B, a un total de 800 empresas de todo el mundo. Las empresas chilenas reconocidas fueron: Regional Food, Finmas, Socialab, Inversiones Focus, TriCiclos, Estudios y consultorías Focus, Degraf, Cultiva empresa, eClass, Aguas Santa Amalia, GeGo, Target-DDI, Mujeres del Pacífico, STC Sunbelt, Proyecta, Funeraria Hogar de Cristo, Próxima, Dictuc, Nodo Chile, Rising Sun Chile, Iconosur, Ciudad Luz, Agrícola Sauco, Green Spot, Armony, Balloon Latam, Caja Vecina y Betterfly.