Sebastián Ojeda, CEO de Beetrack
El Q-commerce se define como la tercera generación de comercio, basada en la entrega rápida (menos de una hora) y asequible de pequeñas cantidades de bienes.
Y aunque no es un concepto nuevo, ya que se ha desarrollado en mercados como Corea del Sur, India y Europa, lo cierto es que se ha transformado en una de las opciones más atractivas para las inversiones a nivel mundial debido al confinamiento, ya que los consumidores necesitaban más productos de consumo inmediato en casa durante los confinamientos y, por ende, las ventas de comestibles en línea se han disparado, gatillando nuevos modelos de servicio de entrega y recogida a un solo clic, como una forma de minimizar el riesgo de contagio.
Es así que la adopción de tecnología se ha transformado en una variable fundamental al momento de contar con software que permitan hacer proliferar el Q-commerce y la eficiencia en términos generales, facilitando la toma de decisiones, así como también la posibilidad de optimizar las rutas de transporte con la finalidad de que cada entrega que se haga resuelva la mayor cantidad de necesidades.
En esta línea, la tecnología de monitoreo de última milla cumple un rol esencial, ya que permite obtener y procesar de forma automática una serie de datos, así como resolver problemas de manera proactiva e implementar nuevas funcionalidades con foco en los clientes; todo esto como parte del impulso para el desarrollo logístico del quick commerce, que crece día a día junto con la cada vez más grande demanda del e-commerce.