El estudio concluyó que para lograrlo los 17 países incluidos en la investigación deberían impulsar niveles elevados de uso urbano de la bicicleta para el año 2050.
Difícilmente alguien podría poner en duda los beneficios que tiene realizar actividad física y alejarnos del sedentarismo. Sin embargo, pocas veces se acompaña dicha afirmación con datos concretos que lo respalden. Eso fue lo que quisieron hacer investigadores de la Universidad Estatal de Colorado ahondando en cuántas muertes prematuras se podrían evitar usando la bicicleta como medio de transporte. Para ello, se enfocaron en analizar 17 países de América, Europa, África y Asia, estimando los riesgos de mortalidad y los impactos positivos de reemplazar los traslados en autos por viajes en bicicleta (mecánica y eléctrica).
Los resultados arrojaron que, generando ese cambio, se podrían prevenir hasta 205.424 decesos cada año, siempre y cuando las naciones analizadas fomentaran al máximo el ciclismo urbano para el 2050. Además, “en todos los países y escenarios analizados, los beneficios de la actividad física superaron los riesgos de mortalidad relacionados con la inhalación de contaminación del aire y las muertes por accidentes de tránsito”, aseguraron los expertos.
Esa visión la comparte Juan Francisco Maureira, Director de Pedagogía en Educación Física de la Universidad Central: “Realizar ejercicio físico sistemático, cualquiera sea este, siempre beneficiará nuestro organismo. En este caso, el uso de la bicicleta ha demostrado disminuir las probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes de tipo 2. Además, hay estudios que señalan que este medio de transporte favorece las funciones cognitivas, fortalece el sistema inmunológico, disminuye el estrés, incrementa la expectativa de vida, reduce los efectos del Parkinson; disminuye el riesgo de desarrollar cáncer, evita la obesidad y mejora el control del peso, entre otros”.
Estas razones han impulsado un auge sin precedentes en el número de fanáticos de la bicicleta como eje central de su rutina diaria y no sólo como una alternativa recreacional. Para Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark, uno de los fenómenos del último tiempo es que las personas han entendido que las bicicletas eléctricas pueden ocupar sin problemas el lugar del auto “dado que han surgido nuevos modelos tipo familiar, con espacio para cargas e incluso opciones para delivery. Lo más interesante es que los usuarios valoran el poder trasladarse distancias largas con una exigencia más moderada que la bicicleta mecánica y con mayor rapidez. En definitiva, te ejercitas, pero no tienes que tener un entrenamiento intensivo previo”, asegura.
En la misma línea, el académico de la Universidad Central sostiene que “el pedaleo asistido es un facilitador y tiene el gran beneficio que permite cambiar hábitos en nuestra rutina sedentaria. Este tipo de bicicletas tienen niveles de regulación según el grado que necesitemos: mayor o menor asistencia, algo muy similar a lo que podemos hacer en una bicicleta de spinning. Acá el trabajo cardiovascular se realiza de igual forma y en la medida que nuestra capacidad física aumenta podremos ir disminuyendo esta asistencia. En mi opinión, es una excelente entrada para que la población comience a cambiar hábitos”.