María Jesús García-Huidobro, gerente de marketing de Laborum
Los últimos meses han dejado una positiva sensación en el sector laboral, la tasa de desocupación ha ido bajando de forma constante y la fuerza de trabajo aumenta. Sin embargo, estas cifras también corresponden a empleos independientes, lo que da paso a otro escenario que genera debate.
Pese a que las empresas están en activa búsqueda de talentos y las ofertas de trabajo han crecido, es probable que un contrato ya no sea el principal atractivo para los postulantes. En Laborum realizamos una encuesta rápida donde se preguntó por la preferencia de la modalidad de trabajo. De un total de 2.656 personas, el 72% afirmó que prefiere ser un trabajador independiente, mientras que el 28% se siente más cómodo de forma dependiente, considerando en ambos casos un mismo sueldo líquido.
Ante este escenario podemos deducir que las empresas ya no tienen la misma reputación que antes, al igual que el paradigma del trabajo cambió, especialmente para las nuevas generaciones. Hoy la remuneración económica es un factor relevante a la hora de buscar empleo, pero el salario emocional está cobrando cada vez más fuerza. Esto se refiere a los elementos que suman o restan a la satisfacción laboral de los colaboradores. A diferencia del dinero que se puede cuantificar fácilmente, el salario emocional es más complejo de determinar.
Estos beneficios no económicos pueden ser: el bienestar psicológico, tener una conexión con el propósito de la empresa, reconocimiento, autonomía para gestionar sus propios proyectos, retos profesionales, balance de vida entre el trabajo y lo personal, beneficios de salud, flexibilidad de horarios, oportunidades de desarrollo y capacitación.
Ahora bien, puede que el trabajo independiente resulte atractivo por reunir algunas de estas características que son fundamentales, aún más en un contexto de pandemia donde la sensación de incertidumbre sigue presente. Sin embargo, también puede ocultar muchas veces situaciones de empleo más irregulares que pueden llegar a la precarización, donde no se cuenta con seguridad social, finiquito, seguro de cesantía, vacaciones pagadas, seguro de accidentes, salario asegurado mes a mes y otros beneficios que brinda un contrato. Por lo tanto, si las empresas y las áreas de RR.HH buscan captar y retener a los mejores talentos, será necesario que se fijen en los factores que están marcando la diferencia para ellos. Para volver atractivo el trabajo dependiente, es importante entender las necesidades y requerimientos de los postulantes con el fin de generar mejores ofertas de empleo. Si las empresas comúnmente, a través de estudios de mercado, estrategias de marketing y fidelización, trabajamos arduamente para encantar a clientes y consumidores, ya que sabemos que sin ellos no generamos ingresos, sumemos a esa lista a los colaboradores. Sin estos últimos no logramos llevar a cabo los proyectos y trabajo del día a día que hacen posible que la empresa siga adelante y se desarrolle. Recordemos que un buen trabajo dignifica a la persona, pero este no solo debe caracterizarse por ofrecer un salario acorde al mercado, actualmente eso es lo mínimo esperado, sino también por otras cualidades del salario emocional. Solo de esta manera, las personas podrían volver a considerar un contrato entre sus prioridades a la hora de buscar