Renata Rabello, gerenta de planificación urbana Tembici
El nacimiento de una ciudad marca de por si su historia. Su manera de distribuir los primeros cimientos determinará la forma en que esta se desarrollará a futuro.
Existen algunas que fueron pensadas para caminarlas, otras, más nuevas, para utilizar automóviles, pero independiente de cuál fue su pasado, siempre tienen la posibilidad de tornarse pedaleables. Salvo pequeñas excepciones, no hay un impedimento tan grande que no permita favorecer e impulsar el uso de la bicicleta.
Para eso, además de haber un cambio de hábito en la población, existen medidas que pueden tomar los gobiernos que permitan esta transformación. Basado en la experiencia de ciudades que llevan la delantera en este tema, como Ámsterdam, Copenhague o París, podemos observar que todas ellas comparten algunas medidas, entre ellas reducir la velocidad de tránsito del automóvil por las calles urbanas, una inversión importante en ciclovías y la restricción de zonas en donde pueden andar autos.
Santiago no es la excepción, sus 480 años no le han impedido volverse una ciudad más amigable para los ciclistas. La pirámide de la movilidad urbana pone a los peatones en primer lugar de preferencia vial y a los ciclistas en el segundo. Por eso, es fundamental planificar ciudades pensadas en las personas y se ha trabajado en una integración modal, como el caso de las bicicletas compartidas, que les permite a las personas conectar con otros medios de transportes y así poder recorrer mayores extensiones sin necesidad de un auto.
Sin embargo, un sistema así requiere planificación. Por ejemplo, cada estación de bicicletas se determina su lugar dependiendo de la infraestructura, es decir lugares cercas de ciclovías, calles de velocidad reducida y zonas de poca pendiente. Además, de estar cerca de puntos de comercio, trabajos, estudios, recreación, etc. y que estos sitios no estén a más de 5 minutos caminando de la estación.
Junto con eso, la construcción de ciclovías ha tenido un gran crecimiento y la motivación de los habitantes a buscar alternativas sustentables, son factores fundamentales para lograr que una ciudad permita movilidad más ecológica.
Según el estudio “Reimaginando las ciudades” un 81% afirmó que existe demasiado espacio urbano dedicado al auto. Aprovechar el espacio público con medios de transportes sustentables que descongestionan las calles y reduzcan la contaminación, es lo que hay que lograr. Todas las ciudades, tanto de Chile como del mundo, tienen bases para ser pedaleables, por lo que hoy es importante empezar a pensar en ciudades más amables con sus habitantes y con el medioambiente.