Desde un pequeño parlante se escucha fuerte un ritmo parecido al reggaeton. De lejos dos jóvenes de polerón azul tararean la melodía mientras sus manos revuelven un contenedor de envases plásticos de distintos tamaños que separan para transformarse después en material reciclado.
En este galpón en donde se acumulan gigantes sacos con plástico y metal ya segregado, funciona el Centro Inclusivo de Reciclaje de la empresa KYKLOS y en donde quienes inician la cadena de circularidad de estos materiales son jóvenes con discapacidad cognitiva.
Sebastián Herceg es ingeniero civil industrial y es uno de los fundadores de esta empresa B que trabaja para impulsar la cultura ambiental en distintos tipos de comunidades. A nuestra cita llega acompañado de Marty, una amigable Border Collie que entre sus “gracias” está la de quitar las tapas y envoltorios de botellas plásticas, facilitando así el proceso inicial de reciclaje.
“Con este proyecto buscamos transformar estos problemas en una oportunidad a través de un modelo de Triple Impacto: social, al impulsar la inclusión laboral; ambiental, al dar valor a residuos; y económico, al generar un nuevo ingreso para personas con discapacidad y evitar que materiales terminen en vertederos y puedan ser reintegrados como materia prima”, afirma Sebastián.
El Centro de Reciclaje Ambiental que tiene su domicilio en bodegas de un barrio industrial de la comuna de Maipú, fue fundado el 2019 y está inspirado en el modelo de BlueStar Recyclers, una empresa estadounidense que da oportunidades laborales a personas con discapacidad cognitiva, a través del reciclaje de residuos electrónicos.
Vínculo con Corfo
Hasta el recinto llegó el pasado jueves una delegación de Corfo, encabezada por Claudio Valenzuela, gerente de Redes y Territorio atraído por la magnitud de un proyecto que ha recibido apoyo a través de diversos instrumentos desde el 2013 a la fecha.
Este año la empresa se adjudicó cofinanciamiento para un nuevo proyecto que tiene como finalidad la fabricación de artículos y productos escolares con plástico reciclado. Esto a través de la inversión en máquinas de picado, extrusión y moldaje que permitirían desarrollar los productos e innovar en distintos usos para el plástico. Esta iniciativa que lleva por nombre Eko-Nomika: Circularidad de los plásticos es apoyada por Corfo RM a través del instrumento Desarrollo en Inversión en Economía Circular.
“La circularidad de los productos no solo depende de que estén fabricados con materiales reciclables, sino que también de construir cultura y mecanismos fáciles para recuperarlos. Además es fundamental que sean altamente comercializables y competitivos dentro del mercado”, explica Sebastián.
Claudio Valenzuela, gerente de Redes y Territorio de Corfo destaca que iniciativas como estás, “nos animan a seguir trabajando para impulsar programas basados en la Economía Circular, capaces de enfrentar y dar soluciones reales a las problemáticas ambientales de las que estamos siendo testigos”.
“En Corfo tenemos ese compromiso. Creemos que la Economía Circular llegó para quedarse y nuestros esfuerzos están encaminados en esa línea”, concluye Valenzuela.
