Marcial Rapela, director y responsable de la oficina de Bain & Company en Santiago.
A raíz de la nueva versión de la COP 26, durante los últimos días, las compañías están dando a conocer los cambios que están implementando en sus estrategias para contribuir a la disminución de las emisiones de carbono y ayudar a frenar en un pequeño porcentaje el rápido avance del calentamiento global. Sin duda son hechos importantes y para aplaudir y copiar, ¿pero son las mejores maneras para aplicarlo?
Desde nuestro rol de liderazgo, los CEO debemos ser conscientes de las estrategias que llevamos a cabo y saber que están teniendo un impacto verdadero. Hoy no solo necesitamos cambiar el enfoque de nuestros planes, sino que tenemos que mostrar cambios reales en la reducción de emisiones. ¿cómo lo hacemos?
Hacer de la transición de carbono un pilar fundamental en las estrategias de negocios y que forme parte del tejido de negocios, es decir, estar en todo lugar es un primer paso. A ello se sumará la implementación de medidas “para ayer”, e incorporar los riesgos y oportunidades del cambio climático para dar formar a las nuevas decisiones de los negocios.
Además, es necesario evitar el efecto reloj de arena ¿qué es eso? En muchas empresas la alta gerencia y los trabajadores están entusiasmados con la sostenibilidad, mientras que la gerencia media se queda para resolver las implicaciones de ingresos, costos y seguridad. Muchos tienen poca o ninguna experiencia en la gestión de la reducción de carbono, pero las empresas pueden apoyarlos educando a todos sobre la reducción de carbono en su industria y aclarando las reglas para las compensaciones.
Sin duda alguna, es probable que la transición del carbono hacia las emisiones netas cero sea una prioridad para muchos ejecutivos por el resto de sus carreras. Pero hoy, los líderes de cada una de las industrias deben tomar el peso al problema, actuar ya y empezar a ofrecer reducciones significativas de carbono.