Los eventos climáticos extremos de calentamiento y congelación afectan la estructura fisiológica y descomposición de las hojas, principal sustento de la biodiversidad de los ríos.
Los fenómenos climáticos extremos, o sea temperaturas muy altas (> 40°C) o bajas (<-20°C), afectan procesos ecosistémicos en ríos, modificando la cantidad de materia orgánica que puede asimilar un ecosistema, el ciclo de nutrientes y, en definitiva, la vida de algunos seres vivos que dependen del equilibrio para sobrevivir.
Para probar cuánto y cómo afectan directamente, investigadores de la Universidad Autónoma de Chile y de la Universidad Del País Vasco UPV / EHU Leioa España, expusieron hojas de tres especies de árboles a diferentes tratamientos de temperatura: calentamiento (40 ° C), congelación (-20 ° C) y ambos (calentamiento seguido de congelación).
«Examinamos los cambios en los rasgos de las hojas debido a la liberación de sustancias al agua, la descomposición de la hoja en ausencia y presencia de insectos acuáticos herbívoros y el crecimiento de los insectos durante 28 días, con especial atención a los cambios de masa y nutrientes» relata uno de los autores del estudio, Dr. Francisco Correa.
Los resultados fueron publicados en Ecological Indicators y mostraron cambios; el calentamiento aumentó la lixiviación de nutrientes a corto plazo y la acumulación de biomasa microbiana a largo plazo. Mientras que la congelación tendió a incrementar la descomposición, ambos cambios en la temperatura redujeron fuertemente el crecimiento de detritívoros, descomponedores de materia orgánica, los que constituyen una parte importante de los ecosistemas porque contribuyen al reciclado de los nutrientes.
«Las temperaturas extremas a corto plazo pueden modificar la calidad de la hojarasca en los suelos ribereños y tener efectos posteriores en su descomposición dentro del arroyo y la fauna asociada, alterando el funcionamiento del ecosistema y los ciclos biogeoquímicos» declara el investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS) de la Universidad Autónoma de Chile.
En muchos arroyos, la hojarasca de origen terrestre es un recurso clave para los microorganismos. A menudo, se utiliza como indicador de la integridad ecológica. «Los efectos de los fenómenos climáticos extremos sobre los ecosistemas acuáticos han sipo muy poco estudiados. Es importante seguir analizando los potenciales cambios que puedan ocurrir en estos ambientes» agrega el investigador.
Las temperaturas extremas estarían afectando en mayor medida a los pequeños arroyos ubicados en las partes altas de las cuencas. Estos son generalmente ecosistemas con baja intervención humana directa, proveedores de agua para el consumo humano en muchas ciudades y sostenedores de bosques nativos únicos.
Link a la investigación: https://doi.org/10.1016/j.ecolind.2020.106984