Este martes 20 de julio, en un seminario online será presentado el Modelo Integrado de Servicios para Personas en Situación de Calle. La estrategia se hace cargo de las debilidades de las actuales políticas públicas en la materia, aborda la multicausalidad y multidimensionalidad de esta realidad y plantea pasar del actual modelo centrado en la oferta hacia uno enfocado en la persona.
Con un seminario online del que participará la ministra de desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar; y el experto argentino en políticas integradas para abordar el sinhogarismo, Santiago Bachiller, entre otros destacados expertos, Hogar de Cristo dará a conocer su Modelo Integrado de Servicios (MISE). Se trata de una propuesta estratégica para crear puentes entre los servicios que trabajan por la inclusión de las personas en situación de calle.
El encuentro se desarrollará el martes 20 de julio, a partir de las 9 de la mañana, a través de una transmisión por el FaceBook Live de Hogar de Cristo. Y el documento de 195 páginas, que contiene todos los detalles del modelo, podrá ser descargado desde www.hogardecristo.cl, en cuanto termine el seminario.
Hoy, en Chile, se estima que existen más de 16 mil personas viviendo en la calle. Sobre ellas y su realidad, el psicólogo Paulo Egenau, director social nacional del Hogar de Cristo, dice: “En términos de representaciones simbólicas e imaginarios sociales, la situación de calle forma parte del paisaje urbano para la mayoría. Esto significa que una de las expresiones más severas de la pobreza y de la exclusión social es concebida como algo normal. Sin embargo, tras su aparente cotidianeidad, se esconde una verdadera emergencia social. El MISE busca hacerse cargo en serio del tema, abordando esta realidad desde su multicausalidad, de manera intersectorial y poniendo a las personas al centro”.
La particularidad de este modelo MISE es que se ocupa de las causas que llevan a alguien a terminar viviendo en la calle, más que centrarse en las carencias resultantes de estar en esa situación, que es lo que hacen la mayoría de los programas actuales. “Se agradecen el café, la sopa caliente y las frazadas, cuando hay varios grados bajo cero en la madrugada, pero eso no resuelve el problema de los que viven a la intemperie; son apenas paliativos”, afirma Paulo Egenau.
El pilar central del MISE es la vivienda, que es una de “las piedras angulares” que facilitan las trayectorias de inclusión. En la medida que una vivienda permanente o semi-permanente permite satisfacer necesidades que no podrían ser cubiertas de otro modo, se posibilita la construcción de rutinas estables en la vida de las personas. Hoy 353 hombres y mujeres en situación de calle en distintas comunas del país son beneficiarias del programa Vivienda Primero, que replica el modelo Housing First, que ha dado positivos resultados en Estados Unidos y varios países de Europa para terminar con el sinhogarismo.
Es importante comprender que la vivienda en el MISE constituye el punto de partida, por eso Hogar de Cristo ha estado empeñado en potenciar Vivienda Primero y abrir caminos o soluciones que conduzcan en definitiva a la vivienda. Otro aspecto crucial del MISE es que el modelo amplia y fortalece la red de apoyos y servicios dirigidos a esta población, con programas de salud física y mental especializados, además de intervenciones en educación, trabajo, habilidades sociales, tratamiento del consumo problemático del alcohol y otras drogas, entre otros aspectos. Esta red de servicios debe estar disponible en todos los lugares donde se requiera con un presupuesto que asegure su estabilidad.
El cuarto desafío que plantea este modelo corresponde a la intersectorialidad, uno de los aspectos más críticos de la política social en Chile. Para avanzar hacia un modelo de servicios realmente integrado, es crucial superar la fragmentación entre las distintas políticas, programas y servicios para las personas en situación de calle. Así, los esfuerzos de un ministerio deben estar alineados y directamente relacionados con las iniciativas de otros ministerios involucrados; no sirven los esfuerzos aislados que no se comunican entre sí. Esto es fundamental para desarrollar acciones preventivaseficientes y eficaces, considerando que un alto porcentaje de las personas en situación de calle ha egresado de instituciones como residencias de protección para niñas, niños y adolescentes, recintos penitenciarios y hospitales psiquiátricos.
Se requiere además contar con trabajadores con una vocación apta para acompañar a las personas de manera individual en sus procesos de cambio y superación, teniendo en cuenta la acumulación de experiencias adversas y largas historias de deterioro biopsicosocial que arrastran. Y a la vocación deben agregar una formación profesional idónea.
En términos políticos, es imperativo el compromiso estatal con la superación de la situación de calle, más allá del gobierno de turno. Una sociedad que se concibe como humanitaria y cercana al desarrollo no puede tolerar que alguno de sus miembros viva en la calle, y mucho menos que muera en ella.
Por último, como señala Paulo Egenau, “se requiere el compromiso de la sociedad en su conjunto para contactarnos con la realidad que viven las personas en situación de calle. Este contacto es la herramienta más eficaz para superar los prejuicios asociados y avanzar hacia espacios comunitarios de colaboración, lo que hace imperativo convocar a la sociedad para que se implique en esta misión”.