De acuerdo al tamaño que tienen las organizaciones, se evidencian diferentes desafíos y limitaciones para usar el propósito a su favor.
La resiliencia, entendida como la capacidad de adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos, juega un rol fundamental al momento de enfrentar una crisis, “por lo que quisimos conocer las percepciones de líderes y ejecutivos de las empresas que pertenecen a Sistema B con un propósito declarado respecto a su quehacer e impacto en la sociedad y medio ambiente, y si este propósito ha sido un soporte para la organización durante la pandemia”, explica Zdenka Astudillo, directora ejecutiva de Sistema B Chile.
Específicamente, “Pulso Propósito levantó percepciones cuantitativas acerca de cómo la presencia de un propósito vivido en una organización contribuye a la generación de resiliencia y en qué aspectos de ésta aporta”, precisa Lucía Colunga, consultora de CLA Consulting.
Dentro de los principales hallazgos de este estudio, en el que los participantes declararon, en una escala de 0 a 100, su grado de acuerdo con las afirmaciones entregadas en la encuesta, se puede destacar que en general y en un alto grado, los más de 60 participantes coinciden en que “la vivencia del propósito al interior de la organización contribuye de manera transversal a los ocho pilares organizacionales que fortalecen la resiliencia, especialmente en lo referido a la colaboración (90%) y el ambiente laboral (90%)”, precisa Colunga. (Gráfico Nº1)
Otro de los hallazgos, tiene que ver con el tamaño de las organizaciones, ya que las empresas grandes tienden a presentar mayores dificultades para vivir el propósito, generándose mayores brechas al momento de conectarlo con la autonomía de sus colaboradores (52%), así como también respecto de la capacidad del propósito para influir en la resolución de problemas (63%). (Gráfico Nº3)
Si bien este Pulso se hace cargo de percepciones, estos resultados podrían ser reflejo de estructuras más complejas y/o culturas más jerárquicas. “La vivencia del propósito va a ser más o menos efectiva en la construcción de capacidad adaptativa y resiliencia, en la medida que las decisiones que se tomen en el resto de las dimensiones organizacionales (estrategia, estructura, cultura, talento), acompañen los desafíos que el tamaño de la organización o la etapa de evolución de la organización presenta”, concluye Colunga.
El impacto de la pandemia:
Las Empresas B encuestadas sienten el impacto de la pandemia en diferentes dimensiones. En relación al negocio, un 56% declara haber ampliado sus líneas de negocio y un 56% tuvo que salir a buscar nuevos mercados. En términos de personal, un 29%, es decir, una de cada 3 empresas, declaran haber tenido que reducir su plantilla como producto de la pandemia. Por último, en términos de resultados, más del 50% de las empresas participantes percibió una disminución de sus ingresos como producto de la pandemia (gráfico Nº2).
Según muestra el gráfico Nº2, se observa un cierto nivel de coincidencia entre el grado de acuerdo declarado por los participantes respecto del aporte de la vivencia del propósito a la construcción de resiliencia, y cómo se vio afectado, cada tamaño de organización, en términos de resultados o ingresos producto de la pandemia. De esta forma, explica la consultora, el estudio deja en manifiesto una alta relación entre tener un propósito que guía el actuar cotidiano y una mayor capacidad para adaptarse a los cambios y obtener mejores resultados”.
Todas las Empresas B participantes del estudio que tuvieron que abrirse a nuevos mercados producto de la pandemia (gráfico Nº5) tienen una percepción más positiva, de manera sistemática, con respecto a la influencia del propósito en factores de resiliencia. Dado esto se podría asumir que la búsqueda de nuevos mercados ayuda en la vivencia del propósito y a partir de esto se fortalecen los pilares de resiliencia organizacional. Surge el cuestionamiento de qué va primero, ¿es la búsqueda de nuevos mercados la que aporta a la vivencia de propósito o es que la vivencia de propósito habilita la posibilidad de buscar nuevos mercados? A pesar de no tener posibilidades empíricas de hacer esa conexión en este estudio, la experiencia dice que se acerca más a la segunda hipótesis.
“Queremos continuar abriendo espacios de conversación y trabajar desde lo que podemos y sabemos hacer: crear y gestionar empresas que se movilizan por un propósito, centrado en el triple impacto, en cómo las empresas se mueven para resolver problemáticas sociales y medioambientales desde sus propios negocios. En el proceso invitamos a todas las empresas, gremios, instituciones, personas y organizaciones, a ser parte de este ejercicio. Estamos seguros de que el cambio social y ambiental lo hacemos entre todos, partiendo por la empresa cuyos tratos, relaciones, condiciones e impactos deben ser reflejo de la sociedad que buscamos”, enfatiza Zdenka Astudillo, directora ejecutiva de Sistema B Chile.
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