Tras un difícil camino de viabilidad, la empresa B optó por un modelo de donación de una planta solar que además le permitirá apoyar proyectos de conservación junto a la fundación Punta de Lobos. Asimismo, medirá cuál es su huella de carbono en el país.
“Todo lo que hacemos genera un impacto en el planeta” dijo alguna vez Yvon Chouinard, fundador de Patagonia, la marca de ropa outdoor. Haciendo eco de ello y a días de conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente, Patagonia se embarca en una iniciativa que le permitirá medir y neutralizar la huella de carbono energética de su operación en el país. Su implementación está dando los primeros pasos y forma parte de un proyecto macro de la compañía en el mundo que busca ser carbono neutral para el año 2025.
Esta inquietud de la empresa B de transformar su impacto en Chile se concreta en dos etapas en paralelo. La primera es medir la huella de carbono en el país. Para ello, el partner aliado es la empresa Greenticket, la que en un periodo de entre 2 a 4 meses, podrá dar cuenta de lo que llaman la huella de carbono corporativa que inicia el registro desde la salida del producto de la fábrica hasta que este llega a las manos del cliente: “Lo que mide la huella son tres alcances: los consumos de energía directo, por ejemplo, el petróleo que usa la empresa para repartir o para moverse, o de una caldera en la tienda de Coyhaique. También se mide el consumo indirecto que es la electricidad, y el alcance tres es la generación de residuos y la logística del producto como tiendas, bodegas, transporte”, explica Cristian Andler, socio de Greenticket.
La segunda etapa es más extensa y las conversaciones se iniciaron hace más de un año, cuando Patagonia se acercó a Rising Sun Chile, empresa que se dedica al desarrollo de proyectos fotovoltaicos en generación distribuida, buscando una alternativa de mitigación. Esta primera cercanía no es casual, ya que ambas empresas trabajaron juntas en Hawaii en la instalación de un sistema solar, un proyecto que se buscaba replicar en territorio chileno pero que tenía otras dificultades.
Camino a consolidar el proyecto
El camino no fue fácil. Lucas Besasso, socio fundador de Rising Sun Chile y Gerente de Servicios en Rising Sun Hawaii, dice que “existen distintas maneras de poder hacer eso”. Una de ellas es instalar un sistema solar en el lugar de consumo. Sin embargo, se necesita espacios para instalar paneles solares y este no existía en tiendas y bodegas.
La otra alternativa era como cliente libre que, según como explica Besasso, “es cuando uno es lo suficientemente grande o tiene un consumo lo suficientemente grande, que en lo específico es una potencia conectada de más de 500 kilowatts (kW), uno puede decidir a quién comprarle la energía (qué proveedor y de qué fuente) y negociar directamente su precio con el generador (proveedor)”. Este tampoco es el caso de Patagonia ya que su potencia es menor y, como referencia, una residencia promedio en Chile tiene una potencia conectada de alrededor de 2 kilowatts por año.
Finalmente se logra llegar a una alternativa viable y única: la donación y construcción de una planta de generación que genere un bloque de energía igual o mayor al consumo que Patagonia tiene en Chile (cerca de 190 MWh), y que será aprovechado a través del autoconsumo y la inyección de excedentes en el empalme donde se conecte el proyecto.
Mitigación y conservación de la mano
Encontrar el sistema correcto no fue fácil. Fue un largo camino de estudio de viabilidad y de terrenos que finalmente tuvo un punto de encuentro, tal como señala Besasso: “el mejor lugar para hacer el proyecto era atrás del Hotel Alaia, donde hay un estacionamiento y lo que podíamos hacer era instalar la planta solar que generara la cantidad total de energía que Patagonia Chile consume y que esa energía la inyectáramos en el empalme en el medidor del hotel”. Y en esta ecuación, Fundación Punta de Lobos es pieza clave y forma parte de un modelo único.
Es así como el proyecto de mitigar la huella de carbono se concreta en que Patagonia Chile dona el sistema solar a la fundación Punta de Lobos y este se instala en el Hotel Alaia que lleva años trabajando de la mano con la organización social. Así, la fundación tiene un activo donde puede generar ingresos ya que puede vender energía. Esos ingresos le permitirán mantener el sistema solar y generar una línea de financiamiento para actividades de conservación en Punta de Lobos, un trabajo que realiza desde hace años en colaboración con distintas entidades, entre ellas, Patagonia.
“Decidimos que lo mejor era hacerlo con la fundación Punta de Lobos por el gran vínculo que tenemos por proyectos de conservación en la zona y que lo mejor sería a través de una donación, la que a ellos les permitirá generar una fuente de ingresos segura para financiar iniciativas de conservación” explica Zdenka Skorin, Directora de OO.LL & Sistemas en Patagonia Chile y quien está liderando este proyecto. Sin embargo, el terreno no contaba con los espacios necesarios para la planta.
Andrés Margozzini Delorenzo, Director Ejecutivo de Fundación Punta de Lobos, dice que este trabajo conjunto “es una gran oportunidad para nosotros de poder aportar con energía limpia en Pichilemu, integrar esto dentro de nuestro programa educativo y empujar la generación de conciencia sobre el impacto positivo que puede tener la energía renovable en la zona”. Además, en lo tangible “es un tremendo aporte a la sostenibilidad del proyecto, entregando un ingreso constante para poder sustentar parte de los costos de operar y mantener el Parque Punta de Lobos para todos los que disfrutamos de este maravilloso lugar” expresa.
El panorama a nivel nacional
Actualmente, proyectos como estos se pueden realizar bajo la ley 21.118 conocida como Net Billing y que tiene entre otros objetivos, que las personas puedan instalar sistemas de autogeneración y vender sus excedentes a la red de distribución. El precio es regulado y esto se puede desarrollar siempre que los sistemas de generación sean a través de energías renovables no convencionales como el uso de paneles solares, entre otros.
A un nivel macro, Chile está en una transición hacia una red 100% renovable que inició fuertemente en 2014. Este camino ya tiene frutos, pues según el último boletín de Generadoras publicado en su sitio en febrero de este año, la capacidad instalada en el país es de 26.376 MW, es decir, esa es la potencia instalada para generar energía en base a distintas tecnologías que incluyen fuentes térmicas, eólicas, solar, biomasa, geotermia e hídricas. Sin embargo, esta última en particular, ha generado controversia en los últimos 13 años con un proyecto particular que aún no inicia sus operaciones: Alto Maipo.
La gran problemática detrás de Alto Maipo es que su operación generaría impacto en toda la zona natural que forma parte de uno de los 35 puntos de biodiversidad del mundo según la ONG Conservation International. Además, solo en la comuna de San José de Maipo existen 443 especies de flora vascular y de ellas, el 50% es endémica, es decir, que solo existen en este territorio. Esto también quedó reflejado en el documental de Patagonia “Defiende Maipo” dirigido por Federico y Tomás Mekis y que levantó una campaña digital para proteger el sector. Por eso esto impulsa aún más a Patagonia a trabajar para generar nuevas iniciativas que traten la línea de energías limpias y que continúe el desafío de cuidar el planeta.