Andrés Pesce, CEO de Kayyak Ventures
Una de las principales figuras del mundo de la inversión de impacto y del emprendimiento, Sir Ronald Cohen, señaló con toda claridad que debemos usar la fuerza del ingenio humano y su capacidad emprendedora como un motor de transformación de nuestra sociedad. ¿Cómo liberar esta fuerza? A través de la inversión de impacto.
Cohen, pionero en el capital de riesgo en el Reino Unido, sabe de qué habla cuando menciona la potencia de talento, innovación y financiamiento para cambiar realidades. Esa misma fórmula que impulsó cambios inimaginables en el sector de las tecnologías en los 80, 90 y 2000, es una gran alternativa para abordar grandes desafíos sociales y ambientales, como lo que enfrentamos actualmente. Los países y sus gobiernos están gastando más dinero que nunca en salud y educación, sin embargo, persisten y se agrandan las brechas en esos ámbitos. La filantropía, si bien loable, es una pequeñísima porción de la inversión que se necesita para lograr cambios significativos y permanentes. Se requiere movilizar capital privado a gran escala para complementar la labor del Estado en esta tarea. No solo por una cuestión de recursos disponibles o la capacidad de gestión que tenga la administración del país, sino también como una forma de generar espacios de innovación y experimentación a los que el Estado, por sus restricciones inherentes, no es capaz de acceder.
Cohen señala que es imperativo incorporar el impacto como un tercer atributo a las decisiones de inversión. Después de la gran depresión de 1929 se incorporó la noción del riesgo a las inversiones (antes solo se consideraba el retorno), hoy vemos imperativo sumar el impacto como un elemento central en dichas inversiones. No se trata solo de buenas intenciones, el entorno competitivo está cambiando, el tejido social también, y las inversiones que no consideren esta dimensión serán más riesgosas y menos resilientes a las exigencias de la sociedad y los gobiernos.
¿Y las empresas establecidas? La sociedad está demandando un comportamiento distinto de las empresas. La inversión de impacto debe integrarse al tejido central de las estrategias de las grandes empresas también. Las compañías que solo miren la última línea de sus estados de resultados verán como sus clientes, inversionistas y talento se alejan, así como enfrentarán cambios en la regulación que les pondrán presión o se enfrentarán a comunidades que se opondrán a sus operaciones.
En tiempos turbulentos, el visionario Cohen resalta el valor de la iniciativa privada como complemento a la política pública y pone una nota de esperanza al relevar la naturaleza altruista del ser humano y el rol que un capitalismo con sentido puede tener en una próxima etapa de desarrollo. Un sentido que transforma la mano invisible del mercado en el corazón invisible de la Inversión de Impacto.