Andrés Santelices Gálvez, Docente de Movilidad Urbana e Inteligente UDD, Presidente de Educleta
Cada 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta, jornada que nos invita a reflexionar en torno a este maravilloso vehículo que nos cambió la vida para siempre. Fue la ONU quien decretó este día con el objetivo de mostrar que la bicicleta pertenece y sirve a toda la humanidad, pues es un instrumento de lucha contra el cambio climático, la contaminación y la congestión del tráfico.
Ahora bien, pese a sus beneficios personales, colectivos y medioambientales la bicicleta aún no ha logrado transformarse en el vehículo más usado a nivel planetario principalmente porque la infraestructura y la seguridad vial no garantizan un pedaleo eficiente y seguro. Por el contrario, seguimos lamentando lesiones y muertes de ciclistas atropellados que deben conformarse con un diseño urbano que no responde al actual escenario de movilidad que ha evidenciado un incremento considerable del uso de la bicicleta incluso antes de la pandemia.
Si bien en nuestro país se han logrado avances importantes en materia de infraestructura cicloinclusiva, no es suficiente. Tanto ciclovías como vías compartidas para bicicletas y vehículos motorizados se concentran solo en un puñado de comunas del país, lo cual atenta contra la universalidad de la movilidad activa en la ciudad. Es de esperar entonces que este 3 de junio no se convierta en un nuevo “saludo a la bandera” y nuestras autoridades aprovechen la fecha para repensar las políticas públicas en función de un fomento real de la bicicleta y garanticen seguridad vial a quienes nos movemos en este modo de transporte. Si los cambios se producen hoy, las nuevas generaciones podrán pedalear en el vehículo del futuro en un contexto más sustentable.