André Laroze, PhD en Recursos Forestales, Secretario Ejecutivo de PEFC Chile
De acuerdo con las estadísticas forestales publicadas por INFOR en 2020, actualmente se cosechan cerca de 45,3 millones m3/año, de los cuales 30,1 millones son de pino radiata (66%) y 14,7 millones de eucaliptos (32%). En el caso de pino, prácticamente el 100% de la materia prima se industrializa en el país; en el caso de eucaliptos, 52% se procesa nacionalmente y 48% se exporta como astillas (sin procesar). A nivel agregado, 85% de lo cosechado abastece la demanda de la industria forestal del país y 15% de la materia prima se exporta sin procesar. El 99% del consumo industrial, y por extensión de los productos forestales, proviene de las plantaciones forestales.
En cuanto al abastecimiento futuro, Chile ya tiene un déficit de madera de pino en relación con la capacidad instalada de los aserraderos, situación que se agravará en el mediano plazo por las pérdidas derivadas de los incendios forestales, la conversión a plantaciones de eucaliptos y la deforestación (plantaciones cosechadas que no son reforestadas). Con respecto al eucaliptos, pronto iniciará su producción un megaproyecto de celulosa que competirá por adquirir parte importante de las astillas de exportación, dejando poca materia prima disponible para el mercado nacional.
En cuanto a la demanda futura, tanto a nivel global como local existe una demanda creciente por productos forestales, debido a que la sociedad prefiere este material por sus características particularmente favorables para la economía circular (por ejemplo, es renovable, reciclable y biodegradable, entre otros). Por consiguiente, se espera que habrá una mayor presión sobre el abastecimiento de fibra forestal para sus usos actuales, limitando así su disponibilidad para nuevos usos industriales.
Entonces, al considerar el valor socioeconómico asociado al desarrollo de nuevos productos con mayor grado de elaboración a partir de la fibra forestal, lo que incrementará aún más la demanda por esta materia prima, se debe tener presente que la única forma de aumentar la oferta libremente disponible y reducir la competencia interna entre los distintos usos de la fibra, tradicionales y avanzados, es plantando a la brevedad la mayor superficie posible en terrenos de aptitud preferentemente forestal de pequeños y medianos propietarios que no tienen cobertura boscosa, aplicando criterios de sostenibilidad.
Lamentablemente, como sociedad tenemos una contradicción entre la alta valoración de los productos forestales que están presentes en nuestra vida cotidiana y el rechazo a las plantaciones forestales que suministran el 99% de la materia prima utilizada en tales productos. Resolver esta contradicción es vital para que la actividad forestal pueda alcanzar su pleno aporte social.
En lo relacionado con la política pública, la solución pasa por fomentar la creación de bosques plantados, los que se pueden formar con base en las capacidades adquiridas en el desarrollo forestal del país y el conjunto de conocimientos actuales que permitirán implementar las mejores prácticas de gestión sostenible; siendo posible validar su aplicación mediante un sistema de certificación forestal de tercera parte, como lo es PEFC Chile, que otorgue garantías a la sociedad.
También es necesario que se comunique mejor a la sociedad civil la importancia del uso de productos forestales que tienen su origen en plantaciones gestionadas de manera sostenible, ya que son un componente fundamental para la economía circular. Se requiere cambiar el switch a una visión del futuro forestal posible y deseable, dejando atrás la crítica permanente de errores del pasado que ya han sido superados.