Transformar los patios escolares en espacios flexibles que fomenten las clases al aire libre y el juego activo, es lo que promueve la Fundación Patio Vivo, la cual hasta la fecha ha trabajado con más de 70 establecimientos en diversas regiones del país; fórmula que hoy toma aún más fuerza, con la preparación para el retorno a clases presenciales.
De esta forma, junto con los establecimientos educacionales, se trabaja en la implementación de nuevas estructuras, junto a sus equipos docentes, para brindar una significativa vuelta a clases, removiendo el cemento de sus patios, plantando árboles nativos para convertir estos espacios no solo en lugares de juego, sino que además permitan la realización de clases al aire libre.
El proyecto, apoyado por Corfo a través del instrumento Validación de Innovación Social, es ejecutado por la Fundación Patio Vivo, elegida por la UNICEF como una las siete iniciativas innovadoras en primera infancia de Latinoamérica y el Caribe.
Una institución que busca innovar y contribuir con la educación de calidad en Chile, mediante la implementación de Paisajes de Aprendizaje, que consisten en la articulación entre la comunidad escolar, su cultura y el espacio del patio, para generar así un clima óptimo de aprendizaje y una sana convivencia en los establecimientos educacionales, donde haya espacio para todos y todas.
Ángela Ibáñez, directora de Fundación Patio Vivo, advierte que la actual crisis sanitaria que estamos enfrentando es una oportunidad para innovar en metodologías educativas y así asegurar un mayor bienestar entre los estudiantes.
“La pandemia ha demostrado que la educación es más que matemáticas y lenguaje, es que los estudiantes desarrollen habilidades que les permitan desarrollarse plenamente. Cuando entendemos a las personas desde esa mirada integral, sabemos que el desarrollo físico está completamente interconectado con el desarrollo cognitivo y socioemocional”, afirma Ibáñez.
Clases al aire libre
Un ejemplo de ello es lo realizado al interior del Colegio Francisco Andrés Olea de la comuna de Santiago en donde se decidió transformar un patio que acoge a más de 690 estudiantes a través de la construcción de pendientes para invitar a los niños y niñas a correr libremente. Junto a esto, se instalaron juegos de barras para girar, hacer maniobras de equilibrio y todo aquello que permita la imaginación de los escolares, rodeados de árboles y naturaleza. Además se construyó un pequeño anfiteatro bajo la sombra que permite la instalación de mesas para la realización de clases al aire libre. El proyecto se fabricó en ladrillo para fortalecer el valor patrimonial del edificio de la Escuela, que tiene más de 120 años.