Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark
Se dice que ya eran famosas y ampliamente usadas en Europa en los años 20 hasta que fueron desplazadas por los automóviles. Hoy vuelven en gloria y majestad con mejoras considerables en tecnología en pro de los usuarios. Me refiero a las bicicletas familiares, cuyas versiones con asistencia eléctrica se están robando todas las miradas, cambiando las reglas de una industria que consideraba la bicicleta como un medio solitario, que no admitía compañía ni cargas.
Con todas sus ventajas, las llamadas E – family bikes, son un paso concreto hacia una forma de vivir más sustentable. Esto, porque constituyen una alternativa real al automóvil, al permitir salir en bici con los niños de manera segura, llevar a la mascota, realizar compras y otras múltiples tareas que son difíciles de lograr en una tradicional y, lo mejor, sin tener que preocuparte de lo larga que sea la distancia o si tu estado físico no está aún en óptimas condiciones. Los modelos son novedosos, en lo estético y lo funcional. Los de más alta gama vienen totalmente equipados con zonas de seguridad para niños, cinturones de alto estándar, capotas plegables para resistir las bajas temperaturas, el sol, o la lluvia y todo adaptable al transporte de carga, un tema crucial.
En Chile, todavía es extraño verlas, pero lo cierto es que son cada vez más los que buscan evolucionar hacia el uso de estos vehículos silenciosos, que ocupan menos espacio, ahorran costos a largo plazo, eluden la congestión y fomentan la actividad física, derivando simplemente en mejor calidad de vida. Como referente obligado podemos mirar a Europa, que lleva años viendo a este tipo de bicicletas masificarse en sus calles. En Alemania, por ejemplo, en 2018 se vendieron más bicis de carga eléctricas que coches eléctricos y en 2020 los pronósticos apuntaban a crecimientos en ventas de alrededor del 53% respecto a 2019.
Impulsar la categoría, y ser motor del cambio de mentalidad en nuestro país, fue justamente lo que nos motivó a traer a Chile a las alemanas Riese & Müller, e bikes de altísima calidad, con una tecnología innovadora y un avanzado diseño, en las cuales hasta el más mínimo detalle parece haber sido pensado. Uno de los modelos, por ejemplo, cuenta con espacio extra para hasta tres niños, o bien un adulto de hasta 1.65 metros. Tiene además un motor de alta potencia, pantalla display para seguimiento de la ruta y su zona de carga está fabricada sin dejar emisiones contaminantes, siendo también 100% reciclable. Junto con eso, garantiza total seguridad para los más pequeños, pues está equipada con sillas infantiles con cinturones de cinco puntos, barra de protección lateral y central, y un techo plegable elaborado de material totalmente reciclado.
Este nuevo paradigma en la forma de ver y usar la bicicleta es, sin duda, una tremenda oportunidad que debemos capitalizar educando a la ciudanía y poniendo a disposición una amplia gama de alternativas, para que estos avances no sean sólo para unos pocos. Así, lograremos que ese 19% de chilenos que declara haber comenzado a moverse en bicicleta a raíz de la pandemia haga un cambio definitivo en su vida, y no lo haga solo, sino que tome ese camino con su familia y, por supuesto, arriba de una e bike.