Marco Coscione, Consultor en sostenibilidad en Gestión Social
El segundo sábado de mayo, el movimiento mundial por un comercio justo y solidario celebra su día internacional. Después de siete décadas de historias, desde las experiencias pioneras de la segunda posguerra, este movimiento ha logrado posicionarse con un actor muy relevante para la sostenibilidad multidimensional de las cadenas de valor globales.
El comercio justo está representado en el ODS 17, Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible, donde distintos actores se comprometen a cambiar las reglas del comercio global con el fin de no profundizar las desigualdades y garantizar una vida digna especialmente en el anillo más débil de las cadenas de valor. Están incluidos desde los pequeños productores agrícolas, los pescadores o los artesanos, hasta el consumidor final, pasando por los diversos actores involucrados en el comercio mundial y local, y en las acciones de marketing, incidencia política, comunicación y sensibilización.
Algunos de los elementos claves del aporte de las organizaciones de comercio justo al desarrollo sostenible guardan relación con el respeto por los derechos humanos, el pago de salarios y precios justos que dignifiquen el trabajo, el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes en los diferentes eslabones productivos y comerciales, producción orgánica, agroecológica y regenerativa, entre otros.
Otro elemento clave del movimiento es la promoción de la organización entre los productores. Lo anterior se hace más evidente en el ámbito agrícola, donde se fomenta la organización y fortalecimiento de cooperativas y otras formas asociativas donde todos son dueños y se reparten democráticamente los frutos de su trabajo, para volver a invertirlos en sus comunidades. La inversión comunitaria a través del “premio de comercio justo” permite avanzar en aspectos sociales y ambientales (salud, vivienda, educación, gestión de residuos, entre otros) ahí donde las autoridades no llegan. Así, las organizaciones de productores se constituyen como verdaderos líderes del desarrollo rural.
Como mencionaba Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación entre 2008 y 2014 y actualmente Relator Especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos, “el Comercio Justo es absolutamente vital para las cooperativas de agricultores que beneficia: debería convertirse en la norma, más que en la excepción, y debería estar mejor respaldado por incentivos fiscales y en las políticas de compras públicas”.
Sin embargo, hasta el momento, el sector público no ha logrado convertirse en un actor sólido en la promoción del comercio justo. La Estrategia Nacional de Comercio Justo del Ecuador, es la excepción que confirma la regla, en la región. Los sectores que sí han permitido el gran impulso del comercio justo a nivel global han sido, desde sus comienzos, las organizaciones de la sociedad civil en conjunto con los consumidores responsables; y, a partir de 1989, las empresas privadas, especialmente los supermercados, gracias al desarrollo de las primeras certificaciones.
La pandemia ha dejado en evidencia un desafío clave para el comercio justo latinoamericano: la diversificación de los mercados para la sostenibilidad de las organizaciones productoras. Por un lado, la búsqueda de nuevos nichos responde a las dificultades de los mercados internacionales del comercio justo; por otro, la construcción de un comercio justo local, nacional y Sur-Sur, también acompaña la labor de incidencia política con la cual se busca favorecer políticas públicas que promuevan el desarrollo rural, especialmente a través de la mitigación y adaptación al cambio climático, y la reactivación económica desde sus actores más vulnerables: micro, pequeñas y medianas empresas, privadas o cooperativas.
Para construir mercados de comercio justo también en los países de América Latina y el Caribe, es fundamental el rol de los actores comerciales: cooperativas de consumo, comercializadoras solidarias, tiendas de comercio justo, empresas y supermercados.
Desde Gestión Social, consultora pionera en Chile en asesorar y acompañar a grandes empresas en temas de sostenibilidad, buscamos involucrar a los supermercados en este movimiento global, para convertirlos en aliados estratégicos del comercio justo en Chile y la región. Su participación será clave para ampliar las opciones comerciales de las organizaciones de comercio justo y para seguir profundizando en la sostenibilidad multidimensional de las cadenas de valor, especialmente en vista de una reactivación económica que reduzca las desigualdades y los impactos socioambientales.
[…] Fuente: Diario Sustentable […]