Frederik Evendt, Gerente General Séché Group Chile
La descarbonización de la matriz energética anunciada por el presidente Sebastián Piñera en 2019, pretende llegar a la carbono neutralidad al 2050. El plan, estructurado en fases y que contribuirá a los compromisos adquiridos por Chile en el marco del Acuerdo de París, sacará del sistema a ocho centrales a carbón para 2025, lo que equivale a 1.047 MW. Independientemente de los pro y contra del enfoque de esta propuesta, lo cierto es que el cierre de estas unidades plantea una nueva problemática ambiental: ¿Qué haremos con los pasivos ambientales de estas mega-infraestructuras?
Dada la antigüedad de las instalaciones contempladas en la primera fase del plan y la incipiente reglamentación con la que operaron en sus primeros años, las matrices aire, agua y suelo, se han visto fuertemente impactadas. Lo importante ahora es transformar esta problemática en una oportunidad de triple impacto: ambiental, social y económico.
Una primera opción es la reconversión industrial. Un ejemplo de esto es el proyecto “Optimización e Independencia Operacional Planta Desaladora Ventanas”, propuesto por Empresa Eléctrica Ventanas SpA., perteneciente a AES Gener., y cuyo propósito es producir agua desalada industrial apta para la potabilización.
Por otra parte, la remediación de los suelos utilizados por estas instalaciones permitiría recuperar terrenos de alto valor, aumentando sus posibilidades de incorporación en un ordenamiento territorial inclusivo. Ejemplos de este tipo encontramos en diferentes partes del mundo, como es el caso del actual proyecto desarrollado por nuestra casa matriz, Séché Environnement, donde “un antiguo parque industrial, de fines del siglo XIX, (que) tuvo una especial presencia de empresas de producción de gas que dejaron trazas de hidrocarburos, solventes y metales en el suelo” se transformará en un complejo deportivo de gran escala en el área metropolitana de la ciudad de París.
Finalmente, lo que muchos detractores han identificado como el “talón de Aquiles” de este plan de descarbonización, es la falta de una calendarización para las 20 plantas restantes, lo que debe ser resuelto a través de mesas de trabajo convocadas cada cinco años, pudiendo transformarse en una oportunidad. Si en este formato de gobernanza se incluye a las generadoras, la sociedad civil y el gobierno, se podrá implementar un plan de reconversión industrial y remediación/recuperación de suelos consensuado, dando así el tiempo necesario para generar el marco legal y normativo, aún inexistente en Chile, relativo a una Ley General de Suelos y normas específicas de rehabilitación de esta matriz, un área donde todavía estamos al debe.
