Desde la bodega familiar situada en el Valle de Curicó adelantan estimaciones de la actual cosecha, calificándola como una temporada que, si bien requirió de un monitoreo más dedicado que lo habitual, sobre todo luego de las heladas primaverales y las inéditas lluvias ocurridas en enero pasado, se viene auspiciosa particularmente para los vinos de guarda.
Identificar el momento preciso de la cosecha, donde se observa el punto de madurez ideal de la uva, sin duda será siempre de vital relevancia, pues eso es lo que justamente condicionará las características sensoriales que se apreciarán en lo que será el futuro vino.
Como todas las añadas, la actual 2021 ha presentado condiciones particulares haciéndola también muy especial. Así es como la han visualizado desde Miguel Torres Chile, bodega familiar que comenzó su proceso de vendimia el pasado 19 de febrero, la cual “requirió visitas permanentes al viñedo para revisar madurez y estados sanitarios. En algunos casos aislados, tendremos que cosechar en forma criteriosa aquellas variedades más sensibles a los efectos de la inusual humedad producida por la lluvia del verano. En cuanto a las fechas de cosecha fueron entre 15 a 20 días más tarde que la anterior y muy cercano a datas normales para las añadas más frescas”, dice Eduardo Jordán, Director Técnico y Enólogo.
De igual manera, se trata de una vendimia de características parecidas a la del 2018, ello por la sucesión de eventos fríos, y también “por las fuertes lluvias similares a las ocurridas justo antes de la cosecha de 2013. Aquella fruta proveniente de viñedos costeros del secano junto a las que irán para los vinos de alta calidad o de guarda, serán las uvas que expresarán mejor su variedad”, agrega Jordán.
En cuanto al clima,la temporada contó con la presencia de heladas primaverales desde Limarí a Osorno, y las más intensas se produjeron en las zonas precordilleranas de la zona central. Por su parte, las precipitaciones se presentaron en mayor cantidad en relación a la añada 2018 – 2019, pero igualmente por debajo a los datos históricos. “La fuerte lluvia producida entre el 28 y 31 de enero pasado, sin duda fue uno de los eventos más importantes del período, algo inusual para las condiciones climáticas de nuestro país donde cayeron hasta 80 mm, convirtiendo a enero de este 2021 como uno de los más lluviosos dentro de los últimos 70 años”, asevera Eduardo Jordán.
Tal sistema frontal, observado entre el valle de Aconcagua hasta el Bio Bío, produjo en algunos viñedos focos incipientes de enfermedades fúngicas, principalmente en cepajes más sensibles como sauvignon blanc y pinot noir. “En algunas zonas del Maule incluso cayeron granizos lo que produjo ciertos daños en los racimos. No obstante, la protección con productos inhibidores de hongos, el buen manejo de follaje y la limpieza temprana de racimos afectados fueron muy importantes y eso permitió llegar en condiciones normales a la madurez. Las lluvias caídas también generaron un aumento en el tamaño de las bayas, lo que probablemente influirá en mayores pesos de éstos a los estimados inicialmente, y con ello habrá mejores rendimientos. Por lo que creemos que estamos frente a un año normal a levemente alto”, subraya el director técnico y enólogo de Miguel Torres Chile.
Norte
En la zona costera del valle de Limarí, la primavera se presentó larga y fría afectando sobre todo a variedades más precoces, como chardonnay y pinot noir, con un retraso entre 10 a 15 días, además de algunas heladas leves lo que provocó una mala cuaja y rendimientos bajos. Los dos primeros meses del año mostraron temperaturas incluso menores a la añada 2018. “Podemos decir que tuvimos un verano frío y corto. La calidad de la uva en esta zona -desde donde proviene nuestro premiado Cordillera de los Andes chardonnay-, se espera muy buena, esto gracias a la lenta ganancia de la madurez, bajos rendimientos naturales y una excelente acidez, llegando incluso a ser un punto mayor a la lograda el año anterior”, indica Eduardo Jordán.
Centro
Es de esta macrozona desde donde Miguel Torres Chile obtiene principalmente la mayor parte de las uvas destinadas a sus vinos, abarcando viñedos desde el valle del Maipo, pasando por el valle de Curicó hasta llegar al valle del Bio Bío. “La condición aquí fue de un invierno lluvioso, lo que ayudó a partir la temporada con estanque lleno, es decircon alta humedad del suelo. Las temperaturas invernales fueron adecuadas para la acumulación de horas de frío generando una buena brotación, muy pareja y en una época normal”, agrega.
La primavera en tanto, se mostró fría y con fuertes heladas entre los días 2 y 4 de octubre pasado, produciendo daños especialmente en los viñedos precordilleranos desde Curicó hasta Chillán, además de algunos sectores del Maule como Huerta de Maule. “Los dos primeros meses del año también fueron bastante fríos, las pintas se produjeron en un período más largo. De las variedades cosechadas a fines de febrero y comienzos de marzo, se esperan vinos frescos ya que las acideces se han mantenido bastante altas y la acumulación de azúcares ha sido lenta, y con ello alcoholes bajos a moderados”, dice el enólogo.
Estos viñedos fueron los más afectados con las lluvias de enero, llegando a tener 75 mm en Curicó, 80 mm en Talca y 62 mm en Chillán, perjudicando la sanidad de las vides por aparición del hongo botritys cinérea, lo cual ha generado un permanente monitoreo de su estado sanitario. “Fue clave la aplicación de productos inhibidores orgánicos utilizados en forma temprana, el buen manejo de follaje realizado previamente a fines de primavera y la limpieza en aquellos lugares con presencia de focos del hongo. Hasta la fecha estamos muy conformes con las primeras uvas sobre todo de variedades como el sauvignon blanc. Si bien aún es muy temprano para estimar la producción final, los rendimientos se ven dentro de un año normal, incluso levemente altos en algunos lugares, considerando que hay áreas puntuales que fueron muy afectados con las heladas y por lo tanto las producciones serán muy bajas”, señala Eduardo Jordán.
En los sectores costeros, y específicamente en Empedrado, las lluvias fueron mayores a un año normal, concentradas en junio y Julio, y desde agosto hasta fines de enero prácticamente sin precipitaciones. Las heladas primaverales se presentaron en varios eventos y de gran intensidad, llegando incluso a 3 días seguidos. Los sistemas anti heladas dispuestos por el equipo de Miguel Torres Chile, fueron claves para proteger los brotes y presentándose casi sin daño alguno. La primavera en sí fue bastante fría manteniéndose hasta el verano a fines de febrero, donde las temperaturas máximas promedio han sido 2°C menores a las dos temporadas anteriores. Esto producirá una cosecha tardía y por esto proyectan desde la viña un gran año para esta zona.
Sur
El viñedo más austral donde produce actualmente Miguel Torres Chile está ubicado en la latitud 40° sur, donde justo se inicia la Patagonia chilena, lugar desde donde proviene el reconocido Cordillera de Los Andes sauvignon blanc, el cual nace en la zona de Rio Bueno cercano a la Unión, en el valle de Osorno.
Entre las principales características de la añada 2021 está una primavera fría, con grandes eventos de heladas los primeros días de octubre y otras de menor intensidad a lo largo del mes. “Si bien nuestros sistemas de protección fueron claves para proteger los brotes, posiblemente tendremos bajos rendimientos. Luego en enero activamos las alarmas por la presencia de la corriente en chorro que, al afectar con importantes lluvias a la zona central, generó en la zona sur una disminución de las temperaturas llegando a los 0°C, incluso con granizos que dañaron algunos racimos. Estos episodios son totalmente anormales para esta zona y para la época, los cuales sin duda nos muestran año a año los efectos del cambio climático”, finaliza el director técnico y enólogo, Eduardo Jordán.