María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council.
De acuerdo con Nils Larsson, destacado Arquitecto y Director Ejecutivo del International Initiative for a Sustainable Built Environment (iiSBE), en el documento “The Integrated Design Process; History and Analysis”, se aproxima al Proceso de Diseño Integrado como “un método de intervención en las primeras etapas del proceso de diseño que apoya al equipo de desarrollo y diseño para evitar soluciones de diseño subóptimas” asimismo es claro en indicar que desde luego esta práctica no es un nuevo concepto, sino que se extendería desde principios de los años 90 comenzando como un acto inconsciente de la arquitectura para después transformarse en una disciplina que hoy en día tiene a su servicio no solo estándares y guías como “Integrative Process (IP) ANSI Consensus National Standard Guide© 2.0 for Design and Construction of Sustainable Buildings and Communities (2012)” e “Integrated Project Delivery” de la AIA sino también BIM, como metodología de trabajo colaborativo que permite gestionar eficientemente información de un proyecto a lo largo de su ciclo de vida.
La AIA (The American Institute of Architects) en el documento mencionado, visualiza el proceso de diseño integrado en una forma bastante holística ya que considera e integra personas, sistemas, estrategias y prácticas del negocio en un proceso que vincula en forma colectiva talentos y visiones para optimizar resultados, incrementando el valor del inmueble, conservando recursos, reduciendo emisiones y proveyendo espacios más saludables.
Este enfoque, es el que hoy abordan algunos sistemas de certificación en tanto que para la mayoría de estas herramientas, el objetivo es principalmente la eficiencia energética y por ende el confort térmico, sin embargo, la recomendación es que se mantenga siempre en perspectiva que una edificación es más sustentable en la medida que demuestre un desempeño óptimo en otros aspectos de interés relacionados con lo ambiental, lo social y lo económico y que por lo tanto es necesario que el proceso de diseño integrado incorpore las otras variables que son parte de la evaluación y calificación de un sistema de certificación multicriterio.
Para sistemas internacionales como LEED® (Leadership in Environmental and Energy Design) que es en la actualidad la certificación más extendida y usada a nivel mundial, el proceso de diseño integrado ha implicado un cambio de paradigma y un impulso a una suerte de desjerarquización de las decisiones, entendiendo que todos los actores que participan son relevantes y por lo tanto sus contribuciones deben ser consideradas. Asimismo, incluye a la comunidad y a las instituciones públicas como interesados externos que deben ser necesariamente involucrados. Para LEED®, este proceso no tiene relación solamente con la optimización en la etapa de diseño, sino que se relaciona de forma virtuosa con el comisionamiento que busca garantizar que sistemas relacionados con agua y energía se diseñen, instalen y operen de la forma más eficiente posible y es por eso que para esta certificación, desde la versión 3 cuando era un crédito piloto y hoy que es parte de la estructura de la certificación, esta metodología sistémica se conoce como “Proceso Integrativo” ya que es una herramienta articuladora fundamental que aborda emplazamiento, diseño pasivo, factor humano, eficiencia de sistemas y con la misma importancia, la eficiencia hídrica en todas las áreas y usos del proyecto y adicionalmente sistemas y actividades de monitoreo, reporte y verificación de consumos.
Lo más beneficioso para los proyectos que buscan algún tipo de certificación ya sea nacional o internacional, es en primera instancia no perder el enfoque de ciclo de vida, las decisiones tomadas en etapas tempranas de diseño no solo reducen costos y optimizan procesos, sino que también reducen externalidades negativas y prolongan la vida útil de infraestructura y sistemas. Por otro lado, se ve la edificación no solo como un objeto en si misma sino como parte de un entorno que debe ser considerado y lo principal, como el ambiente en el que se desarrollan actividades humanas y por lo tanto la habitabilidad debe ser un factor fundamental; con la crisis de salud global, ha quedado en evidencia, que cualquier tipo de edificación, debe relevar la importancia de los espacios saludables y para eso el Proceso Integrativo es una metodología obligatoria.