Emilio De Giacomo, socio de Aurys Consulting
Tradicionalmente los focos de gestión han estado en mejorar la eficiencia de los recursos con una lógica lineal de fabricación, uso y disposición. Donde el foco está en la eficiencia de los procesos independiente de los desperdicios generados. Pero en la realidad está demostrado que cuanto más tiempo se usan los materiales y los recursos, más valor se extrae de ellos.
Hoy tanto desde la sociedad, como desde una legislación cada vez más preocupadas por el uso eficiente de los recursos, se le está exigiendo a las compañías que sean responsables no sólo en el uso de los recursos sino también en su disposición e impacto en el medio ambiente.
Esto nos lleva al concepto de minimizar sistemáticamente las pérdidas de materias primas y la eliminación de desperdicios como una fuente de valor para las compañías, la sociedad y el medioambiente.
La integración de la Economía Circular en los procesos operacionales se está volviendo un tema clave para habilitar la sustentabilidad del negocio y responder a las nuevas exigencias sociales y regulatorias.
Para la lograr capturar el valor de la Economía Circular ésta debe ser incorporada como una práctica habitual en la operación a través de la identificación sistemática de los desperdicios generados, la definición de metas de reducción y la búsqueda y desarrollo colaborativo de oportunidades de recirculación. Esta incorporación requiere de un cambio en las conductas de las personas hacia una visión más sustentable del negocio, en la organización asignando claramente las responsabilidades para liderar y facilitar el proceso y la gestión del ecosistema como fuente y habilitador de iniciativas colaborativas de circularidad.
Esta integración es un proceso gradual que se irá intensificando en el tiempo a través de mayores exigencias del entorno y la evolución de la tecnología que habilitará nuevas formas de fabricación, uso y disposición de recursos.
La Economía Circular va más allá del reciclaje o uso de residuos. Cuando la Economía Circular es operacional permite una reducción sistemática de los desperdicios en toda la cadena de valor y se transforma así en una fuente de valor fundamental.
