Para 2025, todos los vehículos nuevos estarán conectados y para este año los autos eléctricos llegarán a 10 millones según Accenture

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Así lo concluye un nuevo estudio de Accenture, según el cual la pandemia ha acelerado la revolución eléctrica.

El sector de la movilidad lleva muchos años respondiendo a la demanda mundial de mayor sostenibilidad. El vehículo eléctrico (VE) es una de las respuestas. La aceleración de la producción de vehículos eléctricos está sacudiendo la industria del automóvil de un modo que nadie podía prever. La respuesta de los fabricantes podría marcar una revolución en la industria que no se ha visto en décadas. La electrificación está acelerando la revolución de la movilidad y se beneficia de la conectividad, la movilidad compartida y las asociaciones que están generando los vehículos autónomos.

De acuerdo con un nuevo estudio de Accenture, la revolución de los vehículos eléctricos se ha acelerado producto de la pandemia:

  • Para 2025, se espera que todos los vehículos nuevos estén conectados, y para 2030, el 30% serán probablemente eléctricos.
  • El 58% de los vehículos autónomos y ligeros se construyen sobre una cadena cinemática eléctrica.
  • El 45% de los proveedores de vehículos compartidos en Europa ya opera con una flota 100% eléctrica.

María Francisca Yañez Ph.D, Directora Industry X Accenture Chile, explicó que “la electrificación de la movilidad permite a las empresas resolver las necesidades de los consumidores, dando la posibilidad de probar los vehículos eléctricos al usar servicios movilidad compartida. Además, facilita la gestión de la flota compartida, reduciendo necesidades de mantenimiento y permite una mayor disponibilidad de los vehículos. Así también, la reducción de las emisiones anima a los municipios a impulsar las flotas compartidas. Además, impulsa el transporte autónomo, porque hace más eficiente la gestión del vehículo y aumenta la disponibilidad gracias a la gestión autónoma de carga y mantenimiento. Así también, las características de los vehículos eléctricos (por ejemplo, menos piezas móviles) facilita la adopción de la tecnología autónoma”.

La electrificación implica una cadena cinemática más ligera con un nuevo depósito de energía (baterías de alto voltaje), y un énfasis cada vez mayor en el software. Estos cambios al vehículo aceleran la necesidad de una nueva experiencia de consumo para las personas. En concreto, los conductores de VE tendrán una experiencia de carga muy diferente que cambia por completo el concepto de repostaje. Por ejemplo, un VE tarda mucho más en cargarse que un simple repostaje de tres minutos de gasolina tradicional. Las empresas ya están respondiendo a esta evolución. Volkswagen, por ejemplo, ofrece una nueva plataforma específica para vehículos eléctricos: la matriz Modular Electric Drive.

Yáñez destacó que “la pandemia mundial, que introdujo el distanciamiento social y otros cambios importantes en el estilo de vida, redefinió la movilidad. El bloqueo mundial afectó cada aspecto del sector automotriz, desde los proveedores de piezas hasta los concesionarios. Pero el impulso hacia la electrificación de los vehículos continúa sin cesar. El COVID-19 no detendrá la revolución. De hecho, se espera que el número de vehículos eléctricos llegue a casi 10 millones este año, ya que las ventas crecen a pesar de la pandemia y las ventas de VE podrían alcanzar un récord este año. Aunque las fuerzas convergentes afectaron a su velocidad de forma diferente según la región, la revolución electrónica impulsará una movilidad más sostenible”.

De acuerdo con el estudio de Accenture, en este contexto, los fabricantes de automóviles enfrentan tres desafíos principales:

Rentabilidad del vehículo:

Las elevadas inversiones necesarias para el desarrollo y la producción de vehículos eléctricos afectan significativamente a la rentabilidad de los fabricantes. Esto ocurre en un momento en el que los volúmenes de ventas son todavía limitados y los precios de compra deben contenerse para que los vehículos eléctricos sean asequibles y atractivos para los clientes.

Usabilidad del vehículo:

La preocupación de los clientes por la autonomía de los VE y las limitadas opciones de recarga siguen a pesar de las importantes mejoras en tecnología e infraestructura.

Sostenibilidad medioambiental:

La sostenibilidad total de los vehículos eléctricos es un reto importante que obliga a los fabricantes de equipos originales y a todos los actores a centrarse en el ciclo de vida completo de los vehículos. La revolución eléctrica, además, crea un nuevo ecosistema en evolución que incluye servicios públicos, desarrolladores de infraestructuras de carga, nuevos servicios de movilidad y fabricantes de baterías, por nombrar algunas categorías importantes. Los fabricantes de equipos originales tendrán que trabajar con los nuevos actores y orquestar para desarrollar una oferta coherente de vehículos, servicios y y experiencia de carga.

María Francisca Yáñez resaltó que “los fabricantes tradicionales deben evolucionar, siguiendo diferentes pasos a lo largo de toda la cadena de valor para seguir siendo competitivos y ser parte activa de la revolución de la electrificación. En particular, tendrán que centrarse en una serie de áreas clave para seguir siendo competitivos y gestionar la era del motor eléctrico, desde la ingeniería hasta la fabricación y el reciclaje”.

Áreas clave para seguir siendo competitivos

Ingeniería:

Definir una estrategia clara de evolución tecnológica (y desarrollar una plataforma EV). Aprovechar los servicios de ingeniería para rediseñar productos y aprovechar las nuevas tecnologías para simular el comportamiento de los componentes como el rendimiento de las baterías a largo plazo.

Software:

Repensar la arquitectura de la tecnología de comunicaciones de información del vehículo con un enfoque holístico para simplificar y, al mismo tiempo, hacer evolucionar el software, permitiendo una gestión eficiente de las baterías y los motores eléctricos, integrando al mismo tiempo nuevos servicios.

Cadena de suministro:

Ir más allá de los sistemas cerrados tradicionales con una mayor colaboración para crear una nueva cadena de suministro que garantice el acceso a las nuevas tecnologías. Utilizar las nuevas tecnologías para garantizar la plena visibilidad y transparencia sobre la cadena de suministro.

Manufactura:

Aprovechar las nuevas soluciones de fabricación digitalizada y tecnologías de simulación para diseñar líneas de montaje flexibles y transformar la fuerza laboral.

Marketing:

Crear conciencia y deseo por los vehículos eléctricos proporcionando información clara sobre el producto y servicios y desarrollando nuevas opciones de ventas. Rediseñar el recorrido del cliente para mejorar los puntos de contacto específicos de los vehículos eléctricos.

Ventas:

Revisar las estrategias de venta rediseñando la red de retail, integrando los canales directos e indirectos y utilizando plataformas de movilidad para facilitar el uso del VE. Introducir servicios de movilidad innovadores para ofrecer a los clientes alternativas valiosas a la compra (como el uso compartido de vehículos y/o flotas).

Servicios de vehículo conectado:

Utilizar los datos de los vehículos y de los clientes y colaborar con los socios del ecosistema para proporcionar servicios digitales innovadores y rentables.

Postventa:

Reevaluar las capacidades de los fabricantes para gestionar los nuevos VE y los componentes (como las baterías) mientras ofrecen nuevos servicios electrónicos.

Reciclaje:

Aprovechar las baterías desechadas y asociarse con agentes externos para gestionar el impacto medioambiental general del vehículo electrónico, abriendo nuevas vías de ingresos.

María Francisca Yáñez destacó que “respecto a Chile, vemos que se está generando el ecosistema, por lo tanto, seremos un país que no se queda atrás en estas tendencias globales. El hecho de que Santiago sea una de las ciudades del mundo con mayor participación de buses eléctricos en el transporte público, ha ayudado a potenciar el crecimiento de la red de puntos de carga o electrolineras y electro terminales. Es así como los automóviles se podrán beneficiar de dicha red. Por otra parte, el factor contaminación creemos que será un gran impulsor para el mercado de vehículos eléctricos. La necesidad de descontaminar nuestra capital fomentará el uso de modos de transporte limpios”.

La experta concluyó que “la revolución de los vehículos eléctricos ya está aquí, y cualquier incertidumbre en cuanto mercado global se ha acabado. La única incertidumbre ahora es el papel que desempeñarán los fabricantes en esta revolución. No hay una receta segura para el éxito. Sin embargo, si se leen correctamente las señales del mercado y se actúa con rapidez, las empresas pueden prepararse y ayudar a impulsar la revolución eléctrica”.

Link al estudio

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