Claudio Torres, Regional Manager Cono Sur D-Link
Si bien está disponible hace más de 20 años, el código QR (Quick Response) estaba pasando prácticamente inadvertido. Sin embargo, la llegada de la pandemia volvió a ponerlos en lo más alto del escenario tecnológico, gracias a que a través de ellos se puede obtener gran cantidad de información, sin ningún tipo de contacto.
Uno de los beneficios que tiene es que, al ser básicamente códigos de barra en dos dimensiones, pueden almacenar gran cantidad de información, a la que se accede con la cámara del Smartphone. Al decodificarla, se ingresa a la página web de un producto o de un comercio, también sirve para guardar una tarjeta de presentación de alguien de la lista de contactos, hacer pagos a través de una plataforma digital o incluso configurar una red WiFi de cortesía del lugar donde te encuentras.
Aunque crearlos es muy simple, y existe una gran variedad de plataformas digitales disponibles que lo realizan, incluso, de manera gratuita, lo más importante es el contenido de la información a la que se accede utilizando estos códigos, y que, si ésta es pobre, inexacta, no actualizada o si la red WiFi de cortesía no está disponible, los clientes podrán sentirse defraudados y el efecto buscado será totalmente el contrario.
Lo que también es importante considerar, es que estos servicios se entregan a cambio de la información del usuario. En general, las empresas requieren de ésta para conocer el comportamiento de sus clientes, y es fundamental considerar quiénes manejan esa información de una manera apropiada, considerando la privacidad de estos datos.
Con este retorno del QR, el desafío para las empresas está justamente en el manejo responsable de esa información personal, para entregar la seguridad que sus clientes necesitan, de la mano de los beneficios que ha traído el resurgimiento de esta tecnología.