Chile sería país con mayor preocupación por efectos negativos de congestión vehicular según datos de Índice Kapsch TrafficCom 2020

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Encuesta realizada en 9 países del mundo, sitúa a nuestro país como el que muestra mayor preocupación por los efectos negativos al medioambiente y calidad del aire producto de la congestión vehicular, superando la media mundial y la percepción de países como España, Argentina, Austria y Francia.

Actualmente, cerca de un 55% de la población mundial vive en áreas urbanas y para 2050, se espera que esta cifra aumente hasta cerca del 70% lo que, según las perspectivas de la ONU, implicará 2.500 millones más de personas en las ciudades. Esta proyección, junto con el crecimiento de la adquisición de vehículos privados en los mercados emergentes, se traducirá en un aumento sin precedentes del tráfico y la contaminación, lo que afectará más que nunca la calidad de vida en las ciudades.

Según datos de Índice Kapsch TrafficCom 2020, encuesta realizada a más de 9 mil ciudadanos en 9 países del mundo, en Chile un 61% de los encuestados considera los efectos negativos al medioambiente y calidad del aire como principal impacto de la congestión vehicular, superando la media mundial y la percepción de países como España, Argentina, Austria y Francia.

Para Carlos Wiedmaier, vicepresidente de Solution Consulting de Kapsch para Latam, la crisis del coronavirus ha hecho visible los efectos negativos del transporte en la contaminación. “Las mejoras de la calidad del aire llegaron durante el confinamiento, haciendo patente el impacto que la alta congestión genera al medioambiente, sin embargo, con la disminución de las restricciones será solo cuestión de tiempo para que el número de autos en las calles aumente de nuevo, y con ello los problemas de contaminación. En este sentido, es necesario una gestión holística para lograr sistemas de transporte más eficientes, resilientes y sostenibles”.

De acuerdo a los datos del estudio, los chilenos están cada vez más abiertos a buscar alternativas de transporte, manifestándose a favor de iniciativas como el uso de vehículos eléctricos (96%); de bicicletas (90%); y la implementación de carriles VAO (para autos con más de un ocupante) en un 84%. Asimismo, el89% de los conductores chilenos estarían dispuestos a no utilizar su vehículo privado a determinadas horas, para mejorar la calidad del aire en la ciudad.

“A pesar del amplio consenso existente en la población, la crisis del COVID-19 dificulta el cumplimiento de estas expectativas. El número de pasajeros en el transporte público ha caído drásticamente por miedo al contagio priorizando el transporte privado, al mismo tiempo que los vehículos eléctricos aún no se han masificado en este mercado”, sostiene Wiedmaier.

Cabe destacar a este respecto un aumento explosivo del uso de bicicletas, abriéndose durante este periodo la oportunidad de reconsiderar las estrategias de movilidad. “Las autoridades de transportes y movilidad de las grandes ciudades en todo el mundo tuvieron que reaccionar rápido durante la pandemia para crear más espacio para peatones y ciclistas, por consiguiente, expertos en movilidad recomiendan aprovechar este momento para alcanzar objetivos de gestión de tráfico y calidad del aire con acciones específicas, implementando soluciones y sistemas tecnológicos que posibiliten generar una movilidad sostenible en el largo plazo”, sostiene Wiedmaier.

Experiencia de Gestión Integral de la Movilidad en Buenos Aires

En Buenos Aires ya se están dando pasos en este sentido, mediante el análisis de la movilidad real para mejorar y agilizar el tráfico urbano, basado en la obtención y tratamiento de datos en tiempo real y a través del estudio de la demanda de los distintos modos de movilidad que hay en la ciudad, como vehículos, bicicletas y transporte público.

“El sistema implementado por Kapsch para el SGIM de Buenos Aires permite analizar la información que proviene de múltiples fuentes de datos, para el análisis comparativo en tiempo real del comportamiento de la movilidad y su planificación futura, lo que permite detectar anomalías e incidencias. Gracias a este proyecto la ciudad puede hacer una mejor planificación priorizando el transporte público, al tiempo que favorece su apuesta por la accesibilidad, la mejora de la seguridad peatonal y el desarrollo e impulso de la bicicleta. Como consecuencia, Buenos Aires está más preparada para poner en práctica soluciones para reducir la congestión y con ello mejorar el cuidado del medio ambiente, reduciendo la contaminación”, asegura Wiedmaier.

ECOLÓGICA

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