Hoy los agricultores enfrenta un sinfín de desafíos y producir alimentos en condiciones extremas es una de ellas. Por ello, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) apoya la hidroponía – con autonomía energética – en el pueblo de Chiu Chiu, región de Antofagasta.
La iniciativa, que beneficiará a los agricultores de la Provincia El Loa y la Comunidad de agricultores HortiLoa, es una acción en el marco del primer Laboratorio Natural para la Agricultura en el Desierto, iniciativa liderada por FIA y que tiene como objetivo potenciar el capital humano y diversificar la matriz productiva, a través de la tecnología e innovación.
“Actualmente los agricultores que cultivan lechugas en sistemas tradicionales se pueden demorar entre 50 a 70 días en la producción. Por tanto, los sistemas hidropónicos son más productivos, ya que van entre los 25 a 30 días, con un estimado de 12 cosechas al año y una densidad de 15 a 20 lechugas por m2”, dice el Ingeniero agrónomo, académico de la Universidad Arturo Prat (UNAP) y director del proyecto, José Delatorre.
Impacto en los agricultores
Delatorre precisa que los agricultores utilizarán los sistemas de balsas o raíz flotante modificada (RFM), en tres especies como berro, lechuga y albahaca, “tecnología que se aplicará por primera vez en Chiu Chiu, permitiendo un ahorro de agua de hasta un 80%”.
Por su parte el Ingeniero Agrónomo e investigador del proyecto, Víctor Vergara explicó que “el cultivo de lechugas en el sistema riego por tendido requiere de 160 litros (L), en el sistema de riego por goteo utiliza 96 L y únicamente 14 L en la hidroponía”.
“Esta unidad establecida, con 250 m2 útiles, podría producir alrededor de 2.400 lechugas al mes. Lo que significa que, en un año pueden alcanzar una producción de 30.000 unidades”, añade Delatorre.
En esa línea, Valezka Alcayaga, representante de FIA en Antofagasta, comenta que “la iniciativa está vinculada al proyecto liderado por FIA para las regiones de Tarapacá y Antofagasta ‘Laboratorio natural para la agricultura del desierto’. Este va de la mano con el desarrollo de tecnologías en agricultura bajo condiciones controladas. Por otro lado, si bien estamos muy confiados en el trabajo en terreno, también es importante destacar que se realizarán capacitaciones y un curso de hidroponía donde se certificará a los agricultores participantes. Además, se entregará asistencia técnica a los agricultores asociados al proyecto”.
Tratamiento de aguas autosustentables
Aunque el entusiasmo y profesionalismo es tal, el director del proyecto asume que cultivar berros, lechugas y albahaca en hidroponía es un desafío para la agronomía, ya que hay factores operacionales adversos que deben ser resueltos. “Puesto que las plantas se tienen que adaptar a la calidad del agua y al clima, porque tenemos variaciones de temperaturas entre el día y la noche, ya que estamos en el desierto” indica Delatorre.
Hay que considerar, además, que el principal recurso hídrico se obtendrá del río Loa, por medio de un tratamiento previo de ósmosis inversa y el uso de filtros con resinas para boro (B), para lograr reducir las altas concentraciones de este elemento químico. E que son equivalentes a 15 miligramos por litro de agua, sumado a la disminución de la salinidad.
Por ello, Delatorre comenta que es necesario limpiar el agua, ya que en las condiciones que llega, le resta efectividad y eso implica deterioros en la producción y en los rendimientos. Para esto se utilizarán paneles fotovoltaicos de 10 Kw.
“Todos los sistemas que requieren energía como los sistemas de ventilación de los invernaderos serán activados con energía solar. Es una gran innovación en los manejos de los invernaderos. La energía es uno de los principales costos y todo el proceso se realizará de forma auto sustentable”.
Luego de este tratamiento, el agua quedaría en condiciones adecuadas para comenzar con el cultivo hidropónico.