Por Alejandra Campos, jefa de proyectos de United Way Chile
Con la reapertura de jardines y salas cuna en su mayoría privadas la brecha en la educación ya existente se pronunció y para los sectores más vulnerables todo indica que la pérdida en el desarrollo de los niños y niñas no se podrá suplir.
Cuando recordamos nuestros primeros años en el jardín infantil se nos vienen a la mente juegos y canciones, pero en realidad los centros educativos de primera infancia son claves para el desarrollo íntegro de las personas ya que durante los primeros años es donde se desarrollan los aprendizajes esenciales que nos acompañarán para toda la vida.
Existen brechas actualmente en la educación de primera infancia especialmente en sectores vulnerables. La primera, es que no todas las familias tienen acceso a la tecnología e internet para educación online, o si la tienen, se destina a los hijos e hijas que se encuentran en educación básica, media y/o educación superior.
La segunda, es que las salas cunas y jardines infantiles se constituyen como un apoyo constante para las familias, dentro del cual se puede considerar la alimentación que se les proporciona a los niños y niñas.
En tercer lugar y la más significativa es que los niños y niñas cuando van al jardín infantil se proporciona espacios lúdicos y áreas verdes, en un entorno seguro, en donde pueden fortalecer su desarrollo psicomotor, sus habilidades sociales, ya mencionadas, al interactuar y compartir con otros niños y niñas. Espacio que en los hogares de sectores vulnerables se ve muy limitado.
El fomento de la educación on-line se centró en los colegios y de una u otra forma se invisibiliza esta etapa de formación y desarrollo tan vital para una persona. Las repercusiones de esta situación sólo las podremos ver en el mediano e incluso largo plazo.