Una revisión del año: los avances y desafíos de la economía circular en 2020

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En el marco de su 5 aniversario en la región, la Fundación Ellen MacArthur ha visibilizado el impacto de la economía circular como una solución que ofrece beneficios a la sociedad, las empresas y el medio ambiente.

En medio de la pandemia,  países como Chile y Colombia lanzaron estrategias y hojas de ruta nacionales de economía circular para promover la adopción de la economía circular en áreas específicas como la alimentación y los plásticos.

Empresas como Tesco, Lush, Walmart y Abel & Cole, entre otras, son ejemplos de cómo la economía circular es una alternativa que les permite ser más sostenibles y rentables.

Asimismo,  empresas y gobiernos latinoamericanos que se han adherido a objetivos ambiciosos para construir una economía circular para los plásticos, están pasando de la visión a la acción, a través del Compromiso Global de la Nueva Economía del Plástico.

El 2020 ha sido un año diferente en el que, en medio de una pandemia, la humanidad ha hecho un alto en el camino para entender la importancia de adoptar prácticas mucho más sostenibles que permitan asegurar la preservación, además de respetar y proteger esos recursos naturales que ya sentimos que están en riesgo. Y dentro de esta nueva realidad, la economía circular ha tomado cada vez más fuerza para resaltar el enorme beneficio que trae no solo para los gobiernos y las empresas, sino para todas las personas que viven en el planeta, Tierra. 

Para cerrar este año, la Fundación Ellen MacArthur, principal impulsora de la transición a la economía circular en el mundo, quiere resaltar los aspectos más relevantes en la adopción de este modelo en América Latina y el inmenso beneficio que deja para la economía sostenible y el trabajo en conjunto con Gobiernos, empresas y la academia. 

En los último cinco años, América Latina ha tenido un gran avance en lo relacionado a la economía circular y queda claro que esta ofrece nuevas y mejores oportunidades de crecimiento y aborda algunos de los mayores desafíos actuales como el desperdicio, la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, basándose en  los principios de eliminar los desechos y la contaminación, así como mantener todos los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales, lo que genera beneficios para la sociedad, el medio ambiente y la economía.

No es un secreto que el Covid-19 supuso una gran disrupción en la economía mundial y reforzó la relevancia y urgencia de una transición a una economía circular, que ofrezca nuevas y mejores oportunidades de crecimiento, reto que asumieron importantes compañías como Natura, Coca Cola o Ikea, entre otras, las cuales decidieron ponerse la camiseta para remar en conjunto y así lograr los objetivos trazados. También gobiernos como el de Brasil y Chile, desarrollaron políticas mucho más sostenibles, además de los grandes fondos de inversión que  se unieron a esta causa. 

A través de la misión de la Fundación se ha podido identificar cómo está la región actualmente en materia de sostenibilidad, así como los retos y oportunidades que se deben abordar para cumplir los objetivos planteados para el 2025 en lo relacionado a la utilización  de plásticos de un solo uso y a la economía circular en la industria alimentaria. 

Este 2020 cierra con interesantes cifras por parte del Pacto Global de Plásticos que señalan que el consumo de plástico de un solo uso disminuyó un porcentaje, que aunque todavía es bajo, muestra que la tendencia está creciendo en el mundo entero y que hoy en día entre las 500 empresas signatarias que participan de esta iniciativa, al menos un 25% disminuyó su consumo de plástico y al menos un 22% de los envases que se utilizan hoy en día, son de material reciclable. 

En materia de alimentación, actualmente se desperdicia un tercio de los alimentos que se producen en el mundo, una cifra alarmante cuando un 9% de la población mundial sufre de desnutrición. Para disminuir este impacto, durante 2020 la fundación continuó su trabajo con ciudades pioneras, líderes de  la industria y socios filantrópicos para desencadenar una transformación del  sistema alimentario en donde nada se convierta en desperdicio y que las empresas en toda la cadena de valor alimentaria puedan prosperar. Además que integrarse a un modelo circular desde las prácticas agrícolas, ayudará a obtener beneficios de hasta USD 10,5 billones por año para 2050. 

“Este año, con todas las dificultades que se han presentado,  podemos decir que ha quedado más que claro que la economía circular ofrece la oportunidad de repensar la forma en que consumimos recursos y generamos desechos y cómo impacta esto al planeta. Por eso, desde la Fundación Ellen MacArthur queremos hacer un llamado a Gobiernos y empresas para que apoyen la transición a este modelo que promete crear nuevas y mejores oportunidades de crecimiento, además de impulsar el cumplimiento de los principios de la ODS y los objetivos climáticos de 2030.”

Luísa Santiago, Líder en América Latina.
ECOLÓGICA

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