El primer Programa de Saneamiento Ambiental “Por una Patagonia Sin Residuos” retiró desechos automotrices de la región de Aysén con un total de 20 mil litros de aceite y 25 mil kilos de baterías.
El objetivo es evitar que contaminen esos paisajes de ensueño, lo que expone a la comunidad y medio ambiente a riesgos por intoxicación y derrames.
Un intenso programa de limpieza de residuos automotrices se realizó en la Patagonia, retirando baterías de auto fuera de uso y -por primera vez en la zona- aceites lubricantes usados.
Ambos son desechos peligrosos, que arriesgan a la comunidad y ecosistema a intoxicaciones y derrames. La inexistencia de un sistema que se haga cargo de esa problemática en la región, motivó el primer Programa de Saneamiento Ambiental “Por una Patagonia Sin Residuos”, que beneficia a localidades como Coyhaique, Cochrane, Tortel, Puerto Tranquilo, Cerro Castillo, Puerto Aysén y Río Ibañez.
Se retiraron 20 mil litros de aceite y 25 mil kilos de baterías, especialmente de las comunidades más pequeñas, vulnerables y extremas de la región de Aysén, que no tienen cómo hacerse cargo de ello.
En la zona hay un tratamiento deficiente de los desechos en general y lo que existe se enfoca en la basura domiciliaria, que ha aumentado en un 60% en los últimos cinco años. El panorama se dificulta por la dispersión geográfica, costos de transporte y una gestión que finaliza en vertederos, en vez de reciclar. “La situación de residuos peligrosos como baterías y aceites lubricantes es aún más compleja, dado que no existen puntos de acopio, los sistemas de recolección no los incluyen y un bajo nivel de conocimiento en la gente sobre la importancia de una correcta manipulación y disposición. Hoy se encuentran dispersos, sin un control”, alerta Feisal Ahuile, de Fecunda Patagonia. Cuenta que es habitual ver pequeños derrames en sectores o bodegas de acopio, que no son manejados adecuadamente.
La iniciativa estuvo a cargo de la entidad local Fecunda Patagonia y fue organizada por la Asociación de Empresas y Profesionales para el Medio Ambiente (AEPA), con el auspicio de las empresas chilenas de reciclaje Recimat y PTH Grupo Ambiental, así como Valvoline. A su vez, cuenta con el apoyo del Capítulo Regional de Latinoamérica y el Caribe de la International Solid Waste Association (ISWA-LAC).
Eso motivó a AEPA a organizar este primer Programa de Saneamiento Ambiental. “Nuestra labor es coordinar a las empresas socias, que se dedican a gestionar distintos residuos, para generar educación ambiental y realizar la recolección de manera correcta”, explica su presidente, Cristian Rojas. Las proyecciones son más adelante sumar otros productos a reciclar, tales como neumáticos, aparatos eléctricos y electrónicos, entre otros; capacitando a las comunidades y llegando a más regiones.
Economía Circular
Un antecedente de esta iniciativa son las cuatro anteriores campañas de retiro de baterías en la región, impulsadas por Fecunda Patagonia y Recimat desde 2018, las que en total han recolectado más de 100 toneladas. “Este residuo se traslada a nuestra planta en Calama, Segunda Región, donde es reciclado para obtener lingotes de plomo y chips de plástico, listos para volver al ciclo productivo en vez de quedar tirado en cualquier lado, contaminando y poniendo en riesgo la salud humana, debido al plomo y ácido que lo componen”, detalla Antonio Carracedo Diez, gerente comercial de esa compañía, la que obtuvo el Premio Nacional de Medio Ambiente 2020, en la categoría Tierra para grandes empresas.
La novedad del programa es la incorporación de aceites lubricantes usados. ¿La urgencia? Un solo litro de ese desecho puede contaminar hasta un millón de litros de agua, ya sea superficial o subterránea, afectando el riego de alimentos, consumo humano y ciclo del agua. Su valorización está a cargo de PTH Grupo Industrial, que lo trata en sus instalaciones en Coronel, Octava Región. “Tras una serie de procesos, se obtiene un combustible alternativo líquido de excelente calidad, que puede ser consumido en hornos y calderas industriales”, manifiesta Fernando Zurita, su gerente de operaciones.
Así, ambos residuos peligrosos -catalogados como “productos prioritarios” por la Ley REP, de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje– dejan de ser desechos y se transforman en insumos nuevamente útiles para la producción, cumpliendo así con la premisa de la Economía Circular.
Por su parte, Alejandro Molina, gerente general de la firma de aceites lubricantes Valvoline, relata que se sumaron a esta iniciativa porque la preocupación ambiental es un deber de toda empresa. “Comenzar por la Patagonia es aún más motivante, es un pulmón verde, nuestra carta de presentación en turismo y un destino imperdible, que no merece ser contaminado y destruido”, argumenta.
La recolección de los aceites se realizó la primera semana de diciembre, mientras el turno de las baterías es en la tercera. El programa cuenta con el patrocinio de los ministerios de Medio Ambiente, Salud, Educación, Economía, Fomento y Turismo, así como de la Brigada de Delitos Ambientales de la PDI.