Por Andrés Allamand, Ministro de Relaciones Exteriores
El compromiso de Chile con la Antártica es de larga data. Así dan cuenta las primeras actividades desarrolladas desde Magallanes en el siglo XIX, pasando por la Comisión Antártica de 1906, el rescate de la expedición de Shackleton por parte del Piloto Pardo en 1916 y la participación en el segundo año polar internacional en 1932.
En 1940, el Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda, firmó junto a su Canciller Marcial Mora, el denominado Decreto Antártico, mediante el cual se fijaron los límites del Territorio Chileno Antártico entre los meridianos 53 y 90 de longitud Oeste. Para definir esta delimitación que subsiste hasta hoy, una comisión de expertos jurídicos y diplomáticos trabajó varios años desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.
También puede mencionarse la primera expedición antártica chilena de 1947 en la que se inauguró nuestra base Soberanía (hoy Arturo Prat) en la isla Greenwich, de la península antártica. Un año después, en 1948, el Presidente de la República Gabriel González Videla, sería el primer Jefe de Estado en visitar la Antártica dando paso a una serie de hitos en la presencia soberana de Chile.
En 1959, Chile suscribió el Tratado Antártico y asumió un compromiso multilateral para la protección del continente blanco y su dedicación a la ciencia y la paz. La participación de nuestro país en el Sistema del Tratado Antártico es desde entonces una prioridad para la Política Exterior de Chile.
En 1965, el Presidente Eduardo Frei Montalva acompañado de su Canciller, Gabriel Valdés, decretó el 6 de noviembre como el “Día de la Antártica Chilena”. Desde entonces, los distintos actores antárticos nacionales, y especialmente el Instituto Antártico Chileno lo han conmemorado, aprovechando la oportunidad para difundir las actividades que nuestro país realiza en el sexto continente. Las publicaciones del Boletín Antártico Chileno (BACH) que cumple 40 años y de la revista ILAIA (en yámana “más allá hacia el sur”), son un claro ejemplo del entusiasmo y compromiso en esta materia.
Hoy vemos como gracias al trabajo de la Cancillería y de otros ministerios, como Defensa, Medio Ambiente, Economía y Ciencia y Tecnología, se marca un nuevo hito en la historia de Chile, con la promulgación del nuevo Estatuto Antártico Chileno, el que refrenda nuestros intereses soberanos, y sistematiza la institucionalidad nacional en concordancia con nuestra participación en el Sistema del Tratado Antártico. Ahora debemos profundizar nuestro accionar austral implementando la nueva normativa, la que incluye una serie de reglamentos y acciones de coordinación entre los operadores nacionales.
Por todo lo anterior es que este 2020, deberá ser recordado como un año de especial relevancia para la política antártica nacional, en el que además deberá rendirse un sincero homenaje a todos los hombres y mujeres de nuestro país que han entregado su trabajo y a veces la vida para que Chile consolide su liderazgo antártico y su rol como principal puerta de ingreso al continente blanco, construyendo la historia de nuestra presencia polar.
Nuestro país, como el más cercano a la Antártica, aporta permanentemente en su conexión con el resto del mundo. Sus bases, la mayoría en proceso de renovación, la conectividad aérea, la protección de la seguridad a la navegación y las tareas de rescate, son algunos de los elementos que configuran la presencia de Chile. A su vez nuestra vocación científica, adquirirá cada vez más importancia ante los desafíos globales como el del cambio climático.
También, debe destacarse la importancia de fortalecer a la región de Magallanes y Antártica Chilena como la principal plataforma global antártica, científica, tecnológica, logística y turística. El compromiso del Ministerio de Relaciones Exteriores es seguir contribuyendo para la consolidación de Chile como un país con una vocación antártica, procurando que esta sea cada vez más intensamente compartida por la ciudadanía en cada rincón de nuestro país, tal como se lo propusieron nuestras autoridades de manera visionaria junto al nacimiento de la República.