Por Sridhar Vembu, CEO de Zoho.
Suele ocurrir que las personas, ya sea por necesidad o por un deseo de más oportunidades, abandonan las zonas rurales en gran número. En 2018, Naciones Unidas proyectó que para 2050, 2.500 millones de personas vivirán en ciudades de todo el mundo, siendo China, India y Nigeria los principales protagonistas de esta rápida urbanización.
En consecuencia, y como escribe el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU: “Muchos países enfrentarán desafíos para satisfacer las necesidades de sus crecientes poblaciones urbanas, tanto para vivienda, transporte, sistemas de energía e infraestructura, como para el empleo y servicios básicos como la educación y la atención médica”.
Sin embargo, hay una solución para este problema: aprovechar la tecnología para alentar el trabajo remoto y revitalizar las zonas rurales de todo el mundo. A través de los avances en comunicación y colaboración, el mundo podría revertir la proyección mencionada y restaurar tanto el orgullo como la practicidad de vivir fuera de una ciudad importante.
El renacimiento rural basado en la nube
La premisa es simple, necesitamos alentar comunidades y economías locales fuertes y autosuficientes en todas partes. La recesión actual va a desafiar muchos supuestos sobre la naturaleza del trabajo y sus efectos serán duraderos remodelando el mundo entero.
Es importante resaltar cómo las economías de escala están logrando niveles más bajos en la producción. Esta tendencia tecno económica da cuenta que la producción a menor escala es muy factible. Combinando esta tendencia con una sólida estructura de banda ancha, se logrará ver un renacimiento de las ciudades más pequeñas.
Como si fuera poco, un pronóstico de 5G de International Data Corporation proyecta que el número de conexiones 5G se disparará de 10.0 millones de 2019 a 1.01 mil millones en 2023. Con la infraestructura de red 5G extendida en cuestión de unos pocos años, conexiones de internet de alta velocidad de calidad llegará a más zonas rurales y facilitará aún más el trabajo remoto.
Resolviendo el problema de la urbanización
Otro tema central, es el hecho de que en muchas de las ciudades más grandes, los salarios no son proporcionales al costo de vida de los empleados. A raíz de esta pandemia, en Chile y el mundo en general, se ha adoptado una visión más favorable respecto del trabajo remoto y una mejor comprensión de las herramientas necesarias para facilitar el teletrabajo. La expansión y retención rural también podría ayudar a impulsar la agricultura, una industria que se ha identificado como un pilar para los años venideros.
¿COVID-19 será el catalizador del cambio?
Si bien algunos dirán que esta transición comenzó mucho antes del COVID-19, esta pandemia ha recargado las conversaciones acerca de urbanización, trabajo remoto y economías globales pesadas. Las epidemias se vuelven cada vez más peligrosas en entornos urbanos densos, por lo que este tipo de movimientos tienen sentido.
A través de la institucionalización de herramientas de trabajo remotas, las empresas pueden transformarse digitalmente de manera efectiva. Pueden tomar decisiones más rápido, delegar la responsabilidad y la rendición de cuentas en sus organizaciones, y permitir que emerjan y contribuyan talentos raros y tímidos.
Revivir con éxito las zonas rurales de todo el mundo debe ser un esfuerzo conjunto, tanto de empleadores como empleados. Esta idea de que las grandes ciudades tienen que crecer es incorrecta, y si las empresas pudieran cambiar su forma de pensar acerca de dónde necesitan vivir sus empleados, podrían ver un gran crecimiento operativo y financiero.
Para los empleados, el valor de permanecer en las zonas rurales es obvio: el costo de vida es bajo, las personas pueden permanecer cerca de la familia y contribuir a la salud natural general de su país. Lo que necesitan las empresas que buscan trabajadores remotos en las zonas rurales es divulgación, y nuevamente la tecnología está allanando el camino para que las empresas se conecten con personas en comunidades desatendidas y las recluten para este tipo de trabajo.
Somos la primera generación en experimentar la banda ancha ubicua, lo cual resulta como la primera generación después de la imprenta. No podemos conocer todos los cambios que sucederán, pero ya tenemos un vistazo: pequeños grupos de trabajo que se propagan. Quizás la conmoción del COVID-19 será el catalizador de este cambio, reequilibrando las ciudades y restaurando la identidad, la dignidad y el propósito de nuestras áreas rurales.