¿Es posible innovar sin gestionar el talento?

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Por Gabriel Lama, Gerente General TGLI Leadership Consulting y Coach de Alto Rendimiento Ejecutivo

Chile hoy ostenta el primer lugar entre las economías de América Latina y el Caribe, según el Índice Global de Innovación 2020 (Global Innovation Index), en relación con su capacidad de innovación, destacando el liderazgo sostenido de nuestro país a nivel regional en esta materia.

A esta altura la innovación forma parte del ADN de toda organización en Chile que quiera ser sostenible, y afortunadamente el concepto innovación es de entendimiento general para la mayoría de los profesionales. Ahora, ¿qué requiere la innovación? O planteado de otra forma, ¿cómo innovar? Más aún en tiempos de incertidumbre.

Al entender el concepto de innovación como el acto ‘introducir novedades’, lo cual puede ser a un proceso, metodología, producto o servicio, lo primero que necesitamos para comenzar a innovar es el coraje para atrevernos a hacer las cosas de una manera diferente. A desafiar el statu quo y salir de nuestra conocida zona de confort para explorar espacios sin competencia en el mercado y/o crear valor a los clientes reduciendo costos. Esta sería la fórmula mágica, la cual no es imposible si nombramos algunas de las compañías emblemáticas en revolucionar el mercado al cual pertenecen, entre ellas Airbnb, Netflix, Tesla Motors y Uber. A su vez, para acercar más la innovación a Chile, podríamos citar los casos de éxito de Cornershop y NotCo.

Si bien la tecnología es el denominador común de todas estas organizaciones y es la que aporta la velocidad necesaria para su desarrollo, el talento es la materia prima de la innovación según la Doctora en Organización de Empresas de la Universidad e Madrid, Pilar Jericó.

Sin talento no podríamos hablar de innovación, y lo positivo es que al parecer en nuestro país tenemos mucho talento. Como decía uno de los grandes entrenadores extranjeros que tuve como deportista de alto rendimiento, “en Chile hay madera”. La problemática está, tanto en el mundo deportivo como en el mundo corporativo, en el cómo desarrollamos y potenciamos ese talento.  

Resulta bastante obvio considerar que al tener el mejor talento obtendremos mejores resultados, siempre cuando este sea liderado de manera efectiva. Entender cómo gestionar y maximizar los conocimientos y habilidades (pilares esenciales del talento) de las personas, incluyéndonos, representa un verdadero desafío. 

¿A qué específicamente debemos prestar atención entonces cómo lideres organizacionales para innovar gestionando el talento?

Existen dos dimensiones bastante claras en la cuáles enfocarnos. Por un lado, están nuestras propias competencias y fortalezas. Por otro lado, las que necesitamos en nuestro equipo de trabajo. Esto porque si bien todos tenemos talento, no tenemos talento para todo.  Hablamos entonces de un liderazgo personal y de un liderazgo de equipo, que maximizarán los talentos para conformar una organización sobresaliente con un equipo de alto rendimiento.

Con el fin de desarrollar un equipo capaz de superar los desafíos del entorno en circunstancias adversas como las que estamos viviendo, a continuación comparto las ocho grandes competencias de Bartram como una guía específica a poner el foco y trabajar en su consolidación, como base, dentro de las organizaciones:

  • Liderar: Iniciar acciones, asumir responsabilidades, y guiar el desarrollo de otros
  • Cooperar:  Comprensión interpersonal, orientación de servicio a colaboradores, colegas y clientes  
  • Interactuar y persuadir: Comunicación de alto impacto, influenciar, confianza en sí mismo
  • Analizar: Pensamiento analítico, comprensión organizacional
  • Crear: Apertura a nuevas ideas, iniciativa, creatividad e innovación
  • Organizar: Planificar, prever dificultades, orden, calidad y precisión
  • Adaptarse: Flexibilidad, autocontrol, perseverancia, compromiso organizacional
  • Lograr desempeño: Orientación al logro, iniciativa, construcción de relacionales 

Estas competencias sumadas a los conocimientos técnicos propios del negocio, puestas en acción y con un elevado nivel de compromiso, nos llevará al máximo despliegue del talento del que hablamos y sin duda nos acercará a los resultados deseados por cualquier organización.

Se calcula que el 70% del valor de las acciones de las 500 mayores empresas norteamericanas es intangible (La nueva gestión del talento, 2012), y estos intangibles son desarrollados por el talento de las personas y no por la tecnología.   

Si bien, como empresario o gerente organizacional, podemos elegir priorizar la estrategia técnica con la cual enfrentaremos la crisis que vivamos, y buscar innovar a través de esta, viene muy bien recordar lo que dijo Peter Drucker muy sabiamente “la cultura de una organización se desayuna la estrategia”. Esto simplemente porque la cultura es la energía de la empresa, la forma en que se mueven todos sus integrantes y cómo ponen sus talentos en acción.

La invitación que nos hago entonces es que prioricemos la gestión del talento si queremos ampliar la materialización de resultados superiores y así seguir liderando en la región como un país con alta capacidad de innovación. Si ya estamos rankeados en el top de la lista, pese a las deficiencias que podamos tener en nuestro liderazgo, a partir del momento que hagamos cambios consistentes para maximizar el talento de nuestros equipos las posibilidades serán infinitas.

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