Por Gabriel Olave, Consultor Senior Sustainability & Climate Change de PwC Chile
Reiniciar, reactivar de manera sostenible, reconstruir mejor, entre otros verbos, se han instalado a nivel global para señalar un desafío fundamental para el futuro post-pandemia, y es que es imperativo realizar cambios radicales en el sistema económico capitalista y en las maneras de hacer negocio.
Al respecto, recientemente se ha posicionado el movimiento Imperative 21, que señala que el COVID 19, la crisis económica y las protestas por una mayor justicia han relevado un problema profundo: una economía que premia más la maximización de la riqueza que el bienestar y prioriza el individualismo por sobre la interdependencia. Ante este panorama, promueven un futuro en donde se valore la conexión mutua entre las personas, con las comunidades y con el medio ambiente.
De manera similar, Michael Sandel recientemente ha publicado su libro “La tiranía del mérito” en donde, a propósito de la pandemia, reflexiona en que nos hemos dado cuenta de nuestra dependencia unos de otros, y que esta toma de conciencia puede ser la base de un sentido renovado de pertenencia y comunidad.
¿Qué rol tiene la empresa en este nuevo futuro más comunitario y conectado con el medio ambiente?
Desde Imperative 21 señalan que las compañías deben servir a todos sus stakeholders de manera constante, misma lógica presente en el stakeholders capitalism promovido a principios de 2020 en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos y la nueva Declaración sobre el Propósito de una Corporación del Business Roundtable. En nuestro país, recientemente se llevó a cabo el XX Encuentro de Desarrollo Sostenible de ACCIÓN Empresas, en donde los conceptos claves también fueron la importancia del propósito corporativo, la integración efectiva de las compañías en las comunidades locales y la implementación de soluciones empresariales basadas en la naturaleza, entre otros.
En síntesis, es necesario un cambio fundamental para enfrentar los desafíos post COVID- 19 y conseguir una reactivación sostenible. Hay que entender a la empresa como una comunidad de personas inserta en un contexto social más amplio al cual debe contribuir y en un entorno natural del cual depende para operar y que -por tanto- debe cuidar. Debemos priorizar una lógica de la interdependencia, la colaboración, el diálogo y el bien común por sobre la autosuficiencia, la competencia exacerbada, el conflicto y el interés privado. Lo anterior supone una transformación gigante, pero gradualmente más voces desde el sector empresarial se han sumado a este llamado.
Lo importante es actuar ya, con compromiso y propósito, proyectos desarrollados en conjunto con los grupos de interés, mediciones rigurosas de los impactos de las compañías, transparencia y, sobre todo, humildad para reconocer los errores y mejorar.