Por Diego Riveaux Marcet, Seremi del Medio Ambiente RM
A partir de este 3 de agosto los chilenos somos los primeros en Latinoamérica en decir ‘adiós’ para siempre a las bolsas plásticas que se entregan en establecimientos de comercio.
Esto, al concluir la última etapa de implementación de la Ley 21.100, promulgada hace dos años y que busca reducir el uso de este material y disminuir la contaminación generada sobre el medio ambiente, especialmente los océanos.
La Ley que prohibe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional se implementó por etapas, iniciándose con el retail y supermercados, hace año y medio, y hoy se suman la microempresa y las pymes como almacenes de barrio, pequeños negocios, y ferias libres, entre otros, quienes llevan estos dos años preparándose para este momento.
Se exceptúan de esta prohibición los envases primarios, es decir, aquellos plásticos que están en contacto directo con el alimento, por ejemplo el pescado, las verduras o el pan a granel. Le corresponderá la fiscalización del cumplimiento de esta normativa a las municipalidades, arriesgándose, a los comercios que la infrinjan, a una multa a beneficio municipal de 5 UTM por cada bolsa entregada.
Desde el lado ciudadano, esta gradualidad ha contribuido a un cambio de hábito y adaptación a la normativa. Hoy las personas han tomado conciencia y cada vez que realizan sus compras recuerdan llevar su propia bolsa reutilizable. Entienden que con esto no solo están cumpliendo con la ley, si no que se hacen parte del cuidado del planeta.
Esta normativa que entra en plena vigencia este mes en nuestro territorio resulta fundamental -junto a la campaña #ChaoBombillas que impulsamos como Ministerio del Medio Ambiente- para disminuir la contaminación por plásticos en basurales, áreas silvestres, especialmente en los océanos, donde el 90% de la basura que flota es plástico, contaminando estos ecosistemas por cientos de años. Hay que pensar que la fabricación de una bolsa demora 1 minuto, su vida útil es de 15 a 30 minutos, pero tarda 400 años en degradarse.
Desde la implementación de la Ley #ChaoBolsasPlásticas, en Chile se han dejado de usar 5 mil millones de bolsas plásticas. Para tener una idea más concreta, esto equivale -si pusiéramos una bolsa al lado de otra- 2,75 millones de kilómetros, y se ha impedido que unas 36.750 toneladas de plástico lleguen a los océanos, contribuyendo con ello a la proteción de las especies marinas.
Como Ministerio del Medio Ambiente, valoramos mucho esta normativa que se complementa con la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que fija Metas de Recolección y Valorización de 6 productos prioritarios, entre ellos, los Envases y Embalajes que se hacen cargo de otros materiales –no sólo plásticos- y que son de uso común por parte de los ciudadanos, pero que actualmente no son valorizados en su totalidad.
Las metas de la REP permitirán al país pasar del actual 12,5% de reciclaje de envases y embalajes domiciliarios a un 60% en el 2030. También, avanza en el Congreso el proyecto de ley que regula los productos de un solo uso que se entregan en los establecimientos gastronómicos u otros locales similares que comercialicen comida preparada.
Pareciera que con todo esto estuviéramos en una campaña en contra el plástico, nada más lejos de lo que buscamos realmente con estas normativas. Lo que queremos es educar ambientalmente, es que nos hagamos responsables y sustentables, principalmente quienes ponen los productos en el mercado, ya que son las empresas productoras quienes tendrán la misión de disponer correctamente el residuo de sus productos para poder reciclarlo adecuadamente en función de la infraestructura existente en Chile como en el extranjero.
Educar a los consumidores a preferir productos reutilizables o reciclables es fundamental, y lo es también el generar productos de consumo no desechables. En ese sentido podemos rescatar que existe un plástico, el PET, que es -dentro de la industria del reciclaje actual- un material posible de recuperar y reciclar. Sus atributos hacen que se pueda reutilizar innumerables veces y puede ser utilizado en aquéllos bienes que por un tema de higiene y seguridad –especialmente en estos tiempos de pandemia por Covid 19- sea fundamental tener un material limpio y que nos permita su reuso, para no agotar otros que son más preciados, como el algodón, el cáñamo, el papel o cartón, que nos obligaría a usar más fuentes de fibras naturales como los árboles.
Hoy el llamado es a ser más consciente, a tener prácticas de consumo sustentable como el preferir productos con menos empaque, a comprar a granel llevando nuestros envases, a optar por lo retornable, y lo más importante, a separar nuestros residuos para reciclarlos y disminuir con ello la basura que mandamos al relleno sanitario.
La tarea del Gobierno es generar políticas públicas sustentables, y en eso estamos como Ministerio del Medio Ambiente, con la implementación de una Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos y el desarrollo de una Hoja de Ruta para la Economía Circular, que pondrá a Chile entre los países pioneros en el mundo en tener este tipo de instrumentos. Con esta guía, y el compromiso ciudadano, contribuiremos eficazmente como país en la protección de nuestro planeta.