Por Natalia Dasencich, Encargada de Asuntos Legales de la Junta de Vigilancia del Río Maipo.
Enfrentamos un escenario de mega sequía crítico que está afectando a distintos sectores productivos del país.
A ello se suma un consumo excesivo de agua en algunos sectores, que no se condice con nuestra nueva realidad hídrica, perjudicando en gran medida al resto de la población y a pequeños agricultores, que ya han cedido gran parte de sus caudales en beneficio del consumo de la capital.
Debe corregirse el mito de que el consumo de la Región Metropolitana se explica mayoritariamente por el gasto agrícola y productivo. Esto no es así.
El sector agrícola está haciendo un sacrificio tremendo, y está apoyando a la ciudad de Santiago con el 80% del total de los caudales del río Maipo. Eso significa que hoy los canales de riego están prácticamente secos, por la baja cantidad de agua que reciben, lo que ha afectado particularmente a los cultivos de invierno, como lechugas, zanahorias, acelgas y, muy particularmente, a aquellos pequeños agricultores de zonas como Melipilla, Paine, Buin y San Bernardo, que no cuentan con obras de almacenamiento o pozos de respaldo, y que además producen para nuestro consumo interno.
Por ello, es urgente sensibilizar a la ciudadanía para disminuir a todo nivel el consumo suntuario de aguas. Algunas comunas más acomodadas de la Región Metropolitana presentan un consumo promedio de agua por persona de hasta 500 litros diarios, cuadruplicando lo necesario según estándares internacionales, el que se explica por el riego de extensos jardines con riego automático indiscriminado.
Si bien la Junta de Vigilancia del Río Maipo ha hecho su máximo esfuerzo por priorizar los requerimientos de la ciudad, no podemos seguir eludiendo la realidad que bajo éste se esconde un consumo suntuario que causa daños a otros. Urge buscar mecanismos que gestionen la demanda y pongan fin a estas prácticas de riego que ya no son compatibles con nuestra nueva realidad hídrica.