La elaboración del inventario permite la identificación de usos y usuarios de hidrofluorocarbonos (HFC), y de sus alternativas disponibles en el mercado.
Esta información será fundamental para diseñar políticas que permitan reducir el uso de sustancias que impactan al cambio climático y así dar cumplimiento a los compromisos contraídos por Chile en el marco de la Enmienda de Kigali.
El Protocolo de Montreal, que se estableció con la finalidad de eliminar las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO), ha tenido varias enmiendas, la última de ellas es la Enmienda de Kigali, ratificada por Chile y que incluye a los hidrofluorocarbonos (HFC) dentro del esquema de reducción de producción y consumo. La enmienda establece que los países deberán congelar su consumo a nivel de su línea base a partir del año 2024, y luego alcanzar 10% de reducciones en el año 2029. Y así, llegar hasta reducciones hasta alcanzar el 80% para el año 2045.
Los HFC surgieron como sustitutos de otras sustancias que agotan la capa de ozono, tales como los HCFC. Si bien los HFC no son sustancias que agotan la capa de ozono, sí son poderosos gases de efecto invernadero que tienen un alto potencial de calentamiento atmosférico (PCA).
Con este objetivo, el Ministerio del Medio Ambiente a través de la Unidad Ozono de la Oficina de Cambio Climático, está desarrollando diferentes actividades para implementar la Enmienda y así dar cumplimiento a los compromisos de reducción de estas sustancias. Una de ellas, es la elaboración del Inventario Nacional de HFC, que busca identificar los usos y usuarios de estas sustancias y sus alternativas disponibles en el mercado; en qué cantidad y cuáles son los sectores productivos más demandados.
Además, a partir de la información obtenida a través de un inventario, se podrán desarrollar la estrategia y planes de acción necesarios para impulsar políticas públicas que logren dar cumplimiento a los compromisos adquiridos por Chile en esta materia, y en específico, implementar proyectos que promuevan el uso de alternativas a estas sustancias dañinas y así alcanzar las metas de reducción asumidas por nuestro país.
“A la fecha, la Unidad Ozono de la Oficina de Cambio Climático, con apoyo de PNUD y el Ministerio de Medio Ambiente ha realizado varios inventarios, que se han ido complementando entre sí, y nos han permitido cruzar información para ir estructurando un mapa de uso de HFC. Hemos identificado que cerca de un 85% de los HFC se utilizan en las aplicaciones de Refrigeración y Aire Acondicionado. En espumas rígidas de poliuretano (usadas en aislación térmica en equipos y construcción) se destina carca del 10%. Otros usos corresponden a la extinción de fuego, aerosoles de uso médico y solventes de aplicaciones específicas”, señala Claudia Paratori, Jefa Unidad Ozono, área encargada de realizar estos estudios.