Dr. Maximiliano Moyano, integra equipo que descubrió cuerpo con una masa casi 41 veces mayor que la Tierra.
El exoplaneta TOI-849b, que posee una masa casi 41 veces mayor que la Tierra, un tamaño alrededor de 4 veces superior, y cuya densidad es muy parecida a la de nuestro planeta, fue hallado en el denominado Desierto Neptuniano, una región muy cercana a su estrella donde la temperatura es muy alta y en la que un planeta se evaporaría casi totalmente.
El núcleo rocoso, remanente de un gigante gaseoso, fue descubierto orbitando una estrella a 730 años luz de la Tierra por un grupo de astrónomos desde Chile, en un hallazgo que entrega una visión nunca antes vista del interior de un planeta.
El académico e investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Católica del Norte, Dr. Maximiliano Moyano, quien forma parte del equipo que estudia el planeta extrasolar, explica que este es un hallazgo singular que pone en el tapete los procesos de formación planetaria. “Este sistema es único porque nos obliga a ampliar nuestra visión de cómo se forman y evolucionan los planetas fuera del Sistema Solar”, resaltó.
El interior de los planetas gigantes aún sigue siendo poco conocido y difícil de estudiar, incluso al observar objetos astronómicos del Sistema Solar. Por ello, esta investigación, publicada en la connotada revista Nature, permite crear una ruta para comprender la formación planetaria y la estructura interior de estos planetas, ya que desafía estos modelos actuales.
Este objeto astronómico es único: orbita su estrella cada 18,4 horas, su temperatura de equilibrio es alrededor de 1800K y posee una órbita casi circular. Además, es el planeta con tamaño similar a Neptuno más denso descubierto hasta la fecha.
Hay dos teorías sobre el origen de este núcleo: la primera es que era un planeta gigante (como Júpiter) que perdió la mayoría de su envoltura exterior; y la segunda, que una vez que se formó el núcleo del gigante gaseoso, algo evitó el crecimiento descontrolado de gas y nunca se formó su atmósfera.
Observación
La primera señal del planeta fue descubierta por el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA, a través del método de tránsito y ubicándolo en el Desierto Neptuniano.
La misión de búsqueda de planetas Next Generation Transit Survey (NGTS), dirigida por la Universidad de Warwick y que opera en el Observatorio Paranal del European Southern Observatory (ESO) en la región de Antofagasta, confirmó y refinó su ubicación por medio de 10 telescopios (de los 12 utilizados por NGTS) que observaron simultáneamente y obtuvieron alrededor de 30 mil imágenes de los eventos de TOI-849b.
“Está de manifiesto el potencial de los cielos del norte de Chile para observar objetos este núcleo, que cambian los paradigmas que conocemos de nuestro universo. La región es y seguirá siendo protagonista de los grandes descubrimientos de las próximas décadas”, destaca Moyano, quien forma parte del consorcio NGTS.
Finalmente, el objeto astronómico fue analizado por el Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión (HARPS, por sus siglas en inglés) del Observatorio de La Silla, de la ESO. Éste confirmó que su masa es 2-3 veces mayor que Neptuno y extremadamente densa.
Tras casi dos años de investigación, el equipo científico pretende seguir observando y estudiando a este inusual núcleo, analizando su composición y otras características, una oportunidad única para responder grandes interrogantes sobre la naturaleza de núcleos o formación de planetas que de otras formas es difícil explorar.
El artículo original fue publicado en la connotada revista Nature bajo el título “A remnant planetary core in the hot-Neptune desert” y contó con la participación (en Chile) de los astrónomos Dr. Maximiliano Moyano de la Universidad Católica del Norte, Dr. James Jenkins de la Universidad de Chile y José Vines, estudiante de postgrado de la U. de Chile.