Rodrigo Saa, Director Ejecutivo de Humind, Agencia de Capital Humano
La cesantía fue por varios meses un fantasma, un augurio de muchos al inicio de la pandemia pero que, tal vez, al igual que otros indicadores o proyecciones, no se supo dimensionar su real impacto. Los niveles de cesantía que quedaron reflejados con los datos liberados recientemente, marcan un punto de reflexión en el que debemos dejar de ver este tema desde el individualismo y la meritocracia extrema. La realidad es que éste es un problema de tod@s, que debemos resolver en colectivo. Podemos y tenemos que apoyarnos, todos (as) los actores sociales involucrados.
No es suficiente la campaña de solidaridad. Debemos dejar de ver las encuestas como un número, pues es tan fácil perderse detrás de cifras: 90.000 contagios, 944 muertes o 9% de cesantía a lo largo del país (con las regiones de Antofagasta, Atacama, Coquimbo y Valparaíso con estadísticas por sobre el 10%). Pero cuando profundizamos un poco, ¡tan sólo un poco!, vemos que son PERSONAS -500.000 personas- con familias, historias, miedos y realidades muy diversas, así todo comienza a ser más claro.
Porque parece que sufrimos “Empatía Selectiva” y nos conectamos sólo con quienes piensan como nosotros, o son de nuestros círculos cercanos. Y si sólo una persona de nuestra familia o del círculo de amig@s queda cesante, todo toma otro valor y dejan de ser cifras.
¿Cómo vemos a los y las cesantes? 1. Alguien con mala suerte; 2. Personas flojas; 3. Personas con competencias irrelevantes; 4. Alguien por quien sentir lástima; y quizás cuántas opciones más.
Al pensar en los problemas detrás de la cesantía están los económicos, la alimentación y la salud mental. Con esto bajan las defensas, aumenta el pesimismo y todo se vuelve un vector activo de contagiar; es decir, más riesgo para las personas y alguien debe abrir puertas para ver las opciones y oportunidades.
Llegó la hora de (re) humanizarnos, activar el modo colaboración. Más encima, muchos de los empleos y oficios actuales posiblemente no tengan cabida en la nueva realidad durante un largo tiempo, lo que profundiza el dolor, miedo y angustia. La presión de la reinvención.
¿Qué podemos hacer tu o yo sin ser autoridades o millonarios? En concreto, algunas ideas simples y directas pueden ser contratar servicios locales, no regatear el precio por deporte (si no es súper necesario), ser un cliente extraordinario haciendo recomendaciones o proponiendo ideas de mejora, y tratar muy bien a las personas que van a tu casa a hacer alguna entrega.
Sin perder de vista que lo primero es cuidar nuestra salud, los que podemos activar en la economía tenemos que hacerlo a nuestro nivel, pero hacerlo. Seguro con esto en mente emergerá un sinnúmero de ideas para activar y compartir.
El problema de la cesantía no es de cesantes, es de tod@s quienes somos parte de esta sociedad, individuos, empresas pequeñas y grandes, autoridades, líderes de opinión, profesionales, estudiantes, jóvenes y adultos. ¡Llegó la hora de empatizar y colaborar!
Speaker internacional Innovación e Inteligencia Colectiva
Magister en Conducta del Consumidor de la UAI