El crecimiento de la generación eléctrica renovable ha sido impresionante en los últimos cinco años, pero muy poco está sucediendo en los sectores que usan combustibles fósiles, tales como: calor, frío y transporte.
Globalmente, la demanda mundial de energía sigue aumentando y contrarresta el progreso, según revela el informe “Renewables 2019 Global Status Report (GSR)” publicado por la organización internacional REN21.
El viaje hacia el desastre climático continúa su camino, a menos que hagamos un cambio inmediato a las energías renovables en todos los sectores tras la pandemia de la COVID-19, advierte REN21.
“Año tras año, informamos del éxito cada vez mayor del sector de la energía renovable eléctrica. De hecho, la generación eléctrica renovable ha logrado un avance fantástico. Supera a todos los demás combustibles en crecimiento y competitividad. Muchas organizaciones nacionales y mundiales ya cantan victoria. Pero nuestro informe envía una advertencia clara: el progreso en el sector eléctrico es sólo una pequeña parte del paisaje, ya que se ve devorado por la voracidad energética mundial que continúa aumentando. Si no cambiamos todo el sistema energético, nos estamos engañando a nosotros mismos”, declara Rana Adib, Directora Ejecutiva de REN21.
El informe muestra que, en los sectores de calor, frío y transporte, las barreras siguen siendo casi las mismas que hace 10 años. “También debemos dejar de calentar nuestras casas y conducir nuestros coches con combustibles fósiles”, afirma Adib.
No hay disrupción real durante la pandemia de COVID-19
A raíz del extraordinario declive económico debido a la COVID-19, la AIE (Agencia Internacional de la Energía) predice una reducción en las emisiones de CO2 relacionadas con la energía de hasta 8% en 2020. Sin embargo, las emisiones de 2019 fueron las más altas alcanzadas jamás y el alivio es sólo temporal. El cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París requeriría una disminución anual de al menos 7,6% durante los próximos 10 años.
“Incluso si los confinamientos continuaran durante una década, el cambio no sería suficiente. A este ritmo, con el sistema actual y las reglas vigentes del mercado, le llevaría al mundo una eternidad acercarse a un sistema descarbonizado”, sostiene Adib.
“Muchos paquetes de recuperación nos encierran en una economía de combustibles fósiles sucios”
Los paquetes de recuperación ofrecen una oportunidad única de llevar a cabo la transición a una economía baja en emisiones de carbono. Pero según Adib, existe un gran riesgo de perder esta enorme oportunidad.
“Muchos de estos paquetes incluyen ideas que nos encerrarán más en un sistema de combustibles fósiles sucios. Algunos promueven directamente el gas natural, el carbón o el petróleo. Otros, aunque se atribuyen un enfoque verde, construyen el techo y olvidan los cimientos”, sostiene la directora ejecutiva.
“Tomemos como ejemplo los coches eléctricos y el hidrógeno. Estas tecnologías sólo son verdes si funcionan con energías renovables”, dice.
Elegir un sistema energético que apoye la creación de empleo y la justicia social
El informe señala que las medidas de recuperación “verdes”, como la inversión en energías renovables y en eficiencia energética, son más rentables que las medidas de estímulo tradicionales y cosechan más ganancias. Asimismo, el informe documenta que las energías renovables generan empleo, soberanía energética, aumentan el acceso a la energía en los países en desarrollo y reducen las emisiones y la contaminación del aire.
Esto contrasta con el coste real de los combustibles fósiles que se estima en USD 5.2 billones, si se incluyen en la cuenta los costes de los impactos negativos como la contaminación del aire, los efectos del cambio climático y la congestión del tráfico.
Los sistemas de energías renovables apoyan la soberanía energética y la democracia, empoderando a los ciudadanos y las comunidades, a diferencia de los grandes productores y consumidores de combustibles fósiles.
“Al gastar el dinero de estímulo, tenemos que decidir: ¿queremos un sistema de energía que sirva a algunos o un sistema que sirva a muchos?”, cuestiona Adib. “Pero no se trata solo de dinero. Debemos poner fin a cualquier tipo de apoyo a la economía basada en combustibles fósiles, particularmente cuando se trata de los sectores de calor, frío y transporte. Los gobiernos deben cambiar radicalmente las condiciones y reglas del mercado y demostrar el mismo liderazgo que durante la pandemia del COVID-19
El informe revela que:
- La demanda total de energía final continúa en aumento (1,4% anual de 2013 a 2018). A pesar del progreso significativo en la generación de energía renovable eléctrica, la proporción de las renovables en la demanda total de energía final apenas aumentó (de 9,6% en 2013 a 11% en 2018). En comparación con el sector eléctrico, los sectores de calor, frío y transporte están muy rezagados. La proporción de las energías renovables en la electricidad es de 26%, y de 10% en la calefacción y la refrigeración, y 3% en el transporte.
- El progreso actual es en su mayor parte producto de las políticas y regulaciones iniciadas hace años y se centra en el sector eléctrico. Las barreras más importantes detectadas en calor, frío y transporte siguen siendo prácticamente las mismas que hace una década. Se necesitan políticas para crear las condiciones de mercado adecuadas.
- El sector de las energías renovables empleó alrededor de 11 millones de personas en todo el mundo en 2018.
- En 2019, los acuerdos de compra de energía eléctrica (PPA) que firmó el sector privado condujeron a un crecimiento interanual récord de más de 43% en nueva capacidad de generación renovable eléctrica.
- Las huelgas climáticas han alcanzado niveles sin precedentes con participación de millones de personas en 150 países. Han presionado a los gobiernos para intensificar sus ambiciones climáticas. Hasta abril de 2020, 1.490 gobiernos (nacionales, regionales y municipales), que abarcan 29 países y 822 millones de ciudadanos, han hecho declaraciones de “emergencia climática”, muchas de las cuales incluyen planes y objetivos en favor de más sistemas de energía basados en fuentes renovables.
- Mientras que algunos países están eliminando definitivamente el carbón, otros continúan invirtiendo en nuevas centrales eléctricas con base en este combustible fósil. Además, la financiación de los bancos privados para proyectos basados en este combustrible ha aumentado cada año desde la firma del Acuerdo de París, sumando un total de USD 2,7 billones en los últimos tres años.
“Está claro, la energía renovable eléctrica se ha convertido en la corriente dominante y eso es genial. Pero el progreso exclusivo en este sector no debería llevarnos a creer que las energías renovables tienen el éxito garantizado. Los gobiernos deben tomar medidas más allá de los paquetes de recuperación económica. También necesitan crear las reglas y el entorno para cambiar a un sistema de energía eficiente y basado en energías renovables. A nivel mundial. De inmediato”, concluye Arthouros Zervos, presidente de REN21.