La empresa desarrolla soluciones que aceleran la sostenibilidad. La meta de la compañía es alcanzar el crecimiento neutro en CO₂ al 2030 a nivel global.
El Día Mundial del Medio Ambiente fue creado en 1972 y se celebra cada 5 de junio. Desde su creación, la sociedad se ha vuelto más exigente y el interés por soluciones y productos sostenibles es creciente. BASF, empresa química alemana, entiende que, para tener éxito a largo plazo, es necesario generar valor al medio ambiente, la sociedad y la economía con productos, soluciones y tecnologías. Por eso, la sostenibilidad está firmemente anclada en la estrategia corporativa de la empresa.
La compañía está comprometida con prácticas que contribuyan de forma positiva con la preservación del medio ambiente y eso ha determinado su estrategia por medio de metas. Una de ellas, alcanzar el crecimiento neutral en CO₂ al 2030.
Para alcanzar este objetivo, la compañía pretende mantener globalmente el total de emisiones de gases en sus unidades de producción y la energía adquirida a los mismos niveles de 2018. A su vez, se van a compensar las emisiones adicionales con medidas de optimización en las plantas existentes y haciendo énfasis en la compra de energía baja en carbono. Mientras que, a la hora de decidir sobre inversiones y adquisiciones, se considerará sistemáticamente los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para orientar esas decisiones, BASF actúa como parte integrante del Pacto Global de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y considera los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como una orientación para sus actividades fomentando, en su proceso productivo, iniciativas para preservar los recursos naturales. Las soluciones desarrolladas por BASF contribuyen con los ODS, por ejemplo, a través de medidas de protección climática.
Ejemplos locales
Un ejemplo local del compromiso con el medioambiente es el proyecto Triple E (Excelencia en Eficiencia Energética), que está en línea con la meta global de BASF, de crecimiento neutral de emisiones de CO2 al 2030 y de aumentar la eficiencia energética en los sites de América del Sur en un 7% para 2025.
El proyecto busca aumentar la competitividad de la empresa con base en tres pilares: eficiencia energética, mejora de los costos de energía y reducción de los impactos ambientales. Actualmente, este programa está siendo implementado en la planta productiva de Concón, ubicada en la V región con muy buenos resultados, como por ejemplo la certificación ISO 50001: 2018, convirtiéndose en la primera gran empresa química del país en recibirla. “La sostenibilidad es uno de los pilares de nuestra compañía, impulsando la mejora constante de nuestros procesos. Tener la certificación nos indica que BASF ha mejorado significativamente su rendimiento energético, incluyendo la eficiencia, el uso y el consumo”, señaló Nicolás Pizarro, gerente Sr. de Planta Concón BASF Chile.
Bajo esa misma línea, desde hace 4 años la compañía en Chile implementa el programa Conectar para Transformar, donde seleccionan proyectos de impacto social y ambiental para ser implementados en localidades donde la empresa tiene operación. Cool Plastic, fue uno de los seleccionados del 2019 e invitaba a los habitantes de la V región a acercarse activamente del concepto de economía circular, mediante la limpieza de playa para luego utilizar esos residuos en la generación de un nuevo producto, incentivando la reutilización de los plásticos y creando consciencia del cuidado ambiental. Gracias al proyecto apoyado por BASF Chile se logró recolectar 663.1 kilos de desechos. El proyecto continúa amplificando el impacto en la región.
Creando Ciclos fue otra de las iniciativas implementadas, esta vez en Quinta Normal. Aquí se instaló una lombricera en un espacio común de la comuna, con el fin de involucrar y enseñar a los habitantes respecto al valor que poseen los residuos orgánicos para generación de fertilizantes naturales.
Soluciones para un planeta más sostenible
Alinear la preservación ambiental y la productividad forma parte del modo Y de la compañía para manejar el desarrollo de productos. Por ello, cada solución que desarrolla BASF pasa por un proceso de análisis completo para verificar su nivel con respecto a la sostenibilidad. El método está fundamentado en una combinación equilibrada de evidencias científicas, opiniones de especialistas y la percepción del mercado. La evaluación, que se utiliza como base para definir, posteriormente, la continuidad o no del producto, toma en consideración todos los puntos de vista de la industria y la región de sus clientes, es decir, las soluciones son evaluadas con un enfoque de cadena de valor completo. Al final de la evaluación, cada solución es clasificada en una categoría de acuerdo con su nivel de contribución a la sostenibilidad.
Los productos son considerados como “Accelerator”, cuando realizan un aporte significativo en sostenibilidad para la cadena de valor; “Performer”, cuando cumplen con las normas de sostenibilidad del mercado; “Transitioner”, si se identifican asuntos específicos a la sostenibilidad que se están manejando activamente; y, “Challenged”, cuando se hayan detectado temas significativos de sostenibilidad.
La compañía tiene como objetivo aumentar la oferta de productos considerados como “Accelerator” para generar valor en los clientes y reducir el impacto socioambiental. La meta global de BASF es llegar a la cifra de € 22 mil millones en ventas de “Accelerator” hasta el año 2025.
Un ejemplo popular de solución “Accelerator” es el polímero compostable y biodegradable cuyo nombre es ecovio®, que se obtiene a partir de materias primas renovables. Puede usarse en empaques, vasos desechables, bolsas de basura compostables y en la agricultura, como en los mulch films (usados para modificar la temperatura del suelo, limitar el crecimiento de hierbas dañinas, evitar la pérdida de humedad y mejorar el rendimiento de los cultivos). Este material fomenta la economía circular, pues no genera desechos y trabaja en la cadena como un todo. Se reducen significativamente los impactos al medio ambiente ya que, al final de su vida útil, el material se transforma en agua, CO2 y fertilizante. El ecovio® también reduce la huella de carbono para plásticos convencionales, debido a que se utiliza material renovable que proviene de la absorción de CO2 de las plantas que participan en el proceso de siembra de la fuente de material renovable que, en este caso, es el maíz.
No cabe duda de que el futuro del planeta requiere de un esfuerzo en común por trabajar las problemáticas que giran en torno al medio ambiente. Esto supone fomentar la cooperación conjunta, desarrollar iniciativas que contribuyan hacia temas ambientales y convertirse en agentes activos de un desarrollo responsable y equilibrado.