El Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) es uno de los principales proyectos que integran el Programa Nacional de Ciencia Antártica, en la línea “Umbrales antárticos: resiliencia y adaptación del ecosistema”.
El financiamiento de la logística para el trabajo en terreno de cuatro de sus programas de investigación es entregado por el Instituto Antártico Chileno (INACH). Por esta razón ha sido común en los últimos cuatro años tener a integrantes del Centro IDEAL en varias de las plataformas de que dispone el INACH como las bases Escudero y Yelcho, y la nave científica Karpuj.
El Centro IDEAL tiene, a su vez, varios programas de investigación, como: Productividad marina en un océano cambiante; Adaptación de las especies marinas; Plancton. Estructura y función; y Bentos. Estructura y función. En este último trabaja el Dr. Erasmo Macaya. Él es biólogo marino y magíster en Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte. Posteriormente, se doctoró en Biología marina en la Universidad Victoria en Wellington, Nueva Zelandia. Es investigador asociado del IDEAL y académico del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción.
Erasmo fue parte de un grupo que hizo noticia el año 2018 al publicar en la prestigiosa revista Nature Climate Change los resultados de una investigación que confirmaba algo extraordinario: trozos de cochayuyo (Durvillaea antarctica) encontrados por él en la península Antártica en el verano de 2017 habían recorrido más de 20.000 km, correspondiendo al “rafting biológico” o viaje a la deriva de un organismo por la superficie del mar más extenso registrado hasta entonces. Y no solo eso: esas algas habían logrado atravesar la corriente circumpolar antártica desde las islas Kerguelen, en el océano Índico meridional, y desde las islas Georgia del Sur, en el Atlántico sur, para llegar finalmente a las costas de la isla Rey Jorge, cerca de la base “Profesor Julio Escudero”, del INACH.
Esta es su cuarta campaña antártica y conversamos con él justamente en esta base científica, en una pausa en los diarios trabajos de muestreo que realiza en distintos puntos de la isla Rey Jorge con el equipo formado por el Dr. Nelson Valdivia y la Mag. Dayane Osman, todo en el contexto de la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56).
¿Cómo contribuye el Programa de Investigación Bentos al objetivo general del Centro IDEAL?
Erasmo Macaya (EM): Uno de los objetivos de este programa es determinar cómo las interacciones entre organismos pueden influenciar la estructura y función de las comunidades (tanto en la zona subantártica cómo antártica) y, en nuestra línea de investigación, nos preocupamos del bentos, de todos los organismos asociados al fondo marino, en este caso, flora y fauna. Estamos realizando mediciones de diversidad en la zona submareal e intermareal, en ésta última es donde en este viaje enfocamos los esfuerzos, una zona donde es fácil llegar; solo hay que esperar que baje la marea y tienes a disposición todos los organismos para llevar a cabo las mediciones.
Hay varias cosas que estamos realizando durante la ECA, con el objetivo de aportar datos para los objetivos principales del Centro IDEAL. Por ejemplo, se tiene una serie de sensores en diferentes lugares de la bahía Fildes, sensores que nos están entregando diferentes datos de temperatura, salinidad, a diferentes distancias del glaciar. Eso nos permite tener información y datos inmediatamente en el glaciar y a medida que nos vamos alejando. En el contexto del cambio climático, es importante conocer esas temperaturas, esas salinidades, que, en la medida que van cambiando, están afectando o van afectar a los organismos que viven ahí. Están los buzos también trabajando. En enero estuvieron acá en la base Escudero realizando algunas mediciones, más lo que nosotros hacemos ahora en la zona intermareal. Todo eso ayuda a algunos de los objetivos del IDEAL, que es conocer en el contexto de cambio climático cómo los organismos y comunidades se van adaptando y eventualmente encontrar algunos organismos que sean centinelas de dichos cambios.
¿En qué consistió el muestreo en la bahía Catedral (glaciar Collins) y en glaciar Nelson?
EM: En el primer lugar realizamos mediciones de cobertura y abundancia de organismos intermareales (flora y fauna); esa es una base datos que viene de hace bastante tiempo, no solo con el Centro IDEAL, sino que con proyectos Anillo, en los que estaban involucrado Nelson [Valdivia], Iván Gómez también. Tenemos un buen set de datos, que ahora estamos conversando cómo darle un análisis completo para ver esta variación de la diversidad en la zona intermareal a lo largo de varios años. Eventualmente, hay algunos organismos que pueden dominar o no, entonces eso es lo que vamos a analizar. Además, aprovechamos de descargar los datos de algunos sensores de temperatura que dejamos instalados el año pasado y terminamos de instalar otros sensores. Pudimos recuperar datos de la mitad de estos sensores con forma de lapa (4 de los 8). En uno de los sensores, durante el 2019, la temperatura mínima se registró el 8 de agosto y fue de -11.7 ºC. Por otra parte, la máxima alcanzó los 12.2 ºC el 25 de enero de 2020. La temperatura promedio, a partir de cerca de 8.500 registros, fue de -0.15 °C. Esa temperatura considera las fluctuaciones de marea y el dato es muy cercano a aquellos que organismos del intermareal, en este caso la lapa, debe soportar.
Por otro lado, lo que se hizo en el estrecho Nelson es un tanto diferente, porque ahí estamos viendo todos los organismos flotantes. Estuvimos recolectando algas flotando a la deriva y eso está relacionado con el rol que pueden cumplir estas algas en el desplazamiento de los organismos. Queremos ver si las algas que flotan en la superficie sirven de medio de dispersión y transporte no solo de ellas mismas, sino para los organismos que van asociados.
Y eso pasó.
EM: Sí, de hecho, es primera vez que estamos encontrando tantos organismos asociados. En general, no se encontraban muchos y este año sí hay, no en gran cantidad, pero sí hay algunos organismos que, por ejemplo, no habíamos encontrado en años anteriores. Eso ya es interesante.
¿Algo que les haya llamado la atención?
Sí, hay dos cosas. De la zona intermareal, apreciamos poca abundancia del molusco Nacella, que es esta lapa que está sobre las rocas. La vimos en menor cantidad que en años anteriores. No podemos decir nada todavía, pero me llamó bastante la atención eso.
Y respecto de las algas flotantes, la novedad fue la presencia de estos organismos que antes no habíamos observado. Hay unos moluscos pequeñitos, que antes no los habíamos encontrado asociados a las algas.
¿Se puede hipotetizar alguna causa?
Puede haber varias razones. Una es que se están desprendiendo algas de sectores que quizás antes no lo hacían. Esa puede ser una explicación. Por lo tanto, están acarreando consigo organismos que antes no fueron detectados. Otra causa puede estar dada por las condiciones climáticas; tuvimos marejadas hace poco, bastante viento, entonces, quizás hubo mayor desprendimiento de algas, arrastrando consigo a otros organismos.
En el caso de Nacella, ahí podrían ser algunos aspectos relacionados con factores ambientales. Hemos tenido temperaturas más altas este año, pero puede que estos organismos estén en el mismo número, pero estén en grietas, en lugares donde antes no los habíamos observado y están, de alguna forma, protegiéndose.
También volvieron a encontrar restos de cochayuyo. ¿Qué les dice esto?
EM: Sí, y el año pasado también. Varios colegas me contactaron para decirme que habían visto trozos en otros lugares de Antártica. Por lo tanto, más que ser un hecho aislado, el arribo de esta especie, que logra cruzar la corriente circumpolar antártica, es más frecuente. De hecho, hace pocas semanas se acaba de publicar un nuevo artículo en el que se da cuenta de una especie invasora (el briozoo Membranipora membranacea) arribando sobre algas pardas flotantes a la isla Decepción. Así, este tipo de eventos podría modificar la estructura de las comunidades antárticas, lo cual es bastante preocupante.
El Centro IDEAL es financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), a través de su programa Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (FONDAP). Es liderado por la Universidad Austral de Chile, siendo su institución asociada la Universidad de Concepción.