Ventilación mecánica, climatización y recuperación de calor van de la mano. Según los especialistas, la renovación de aire podría prevenir los contagios de virus y bacterias.
En estos días, el COVID-19 es un tema de preocupación mundial, dada la facilidad con que se traspasa de una persona a otra, especialmente desde las distintas superficies. Pero, junto con la distancia social recomendada para prevenir contagios, hay otro punto clave en la prevención: la ventilación.
Según María Luisa Del Campo, asesora de Certificación Edificio Sustentable (CES) y directora del Centro Tecnológico Kipus, los edificios que funcionan bien tienen incorporado un sistema de ventilación con recuperador de calor, para no perder la temperatura que genera el equipo de climatización. “Lo ideal sería que siempre estuviese incorporado, sobre todo en edificios de uso público, un sistema de ventilación mecánico funcionando, en paralelo con el equipo de climatización y un recuperador de calor”, explica.
En este aspecto, el asesor de CES y arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña, comenta que los edificios con buena ventilación retiran el aire viciado e inyectan oxígeno para lograr un desempeño óptimo de las actividades para los que fueron pensados. Esto obligaría a evitar lugares en los que no haya movimiento de aire. “Un análisis de ventilación puede verificar si existen suficientes renovaciones y, además, si existen lugares con ventilación suficiente”, detalla el asesor de CES.
Y es que la renovación de aire hace un aporte significativo a la salud. “Con adecuadas tasas de ventilación, los contagios por virus y bacterias disminuirían. Ahora no es solo abrir ventanas y cerrarlas cuanto antes para evitar el calor, lo ideal es que los edificios tuvieran un proyecto de ventilación, así se hace uno de climatización. En algunos casos, este consiste en extractores de cocina y baño, pero no está incorporado el tubo que debiera inyectar aire fresco”, sostiene María Luisa Del Campo.
Según la asesora de CES, si el proyecto de ventilación no existe o no dimensionan las inyecciones y extracciones de aire, es difícil generar las condiciones para que un edificio se ventile adecuadamente. Un aporte adicional puede ser el recuperador de calor: “Es un equipo que le quita el calor al aire que va saliendo viciado, pero caliente. Este pasa por el equipo, que entrega solo el calor al aire frío que entra renovado al edificio. Naturalmente no entra a los mismos 20 grados con que va saliendo, pero sí a los 18 grados y no a los 5 grados que hay afuera”, explica.
En un escenario ideal, el sistema de ventilación debiera considerarse en el anteproyecto, pues siempre es más costoso incorporarlo después, porque son tuberías y luego hay que ocultarlas. “En los edificios con cielo falso es más sencillo de incorporar, porque las palmetas pueden reemplazarse por una rejilla e incorporar la tubería de inyección”, afirma María Luisa Del Campo.
Según la directora del Centro Tecnológico Kipus, en Chile no le damos suficiente importancia al sistema de ventilación. “Es un problema que el concepto no esté incorporado. Quizá ahora, después de la pandemia, sí empecemos a darnos cuenta de que es necesario”, sostiene Del Campo, quien agrega que algunas tuberías requieren muy poca mantención porque están hechas de materiales que evitan la acumulación de hongos y bacterias.
Cómo detectar problemas
Para pesquisar inconvenientes con ventilación, condensación y humedades intersticiales, los especialistas buscan evidencia de daños en los materiales, humedad y hongos, los que podrían, incluso, generar enfermedades respiratorias en los ocupantes. “Como concepto general, cada recinto en el cual se transite debe tener acceso a un punto de ventilación mecánica o natural. En este último caso, si son muy extensos ver la manera de proporcionar ventilación cruzada. El estándar ASHRAE 62.1 y el AM10, entre otros, permiten asegurar el performance de ventilación”, concluye el arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña.