“Karpuj” completó 6.300 millas náuticas en Antártica al servicio de la ciencia nacional

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Lancha científica del Instituto Antártico Chileno finaliza su tercera campaña en el Continente Blanco.

Después de estar alrededor de 80 días navegando en aguas polares y apoyando en el traslado de una veintena de proyectos pertenecientes al Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) finalmente regresó a Punta Arenas la lancha RS Karpuj del Instituto Antártico Chileno (INACH).

Su nombre en lengua yagán significa “albatros de ceja negra” y es una embarcación de 25 metros de eslora y 5 metros de manga. Tiene capacidad para doce personas, incluyendo cinco investigadores.

Para el director del INACH, Dr. Marcelo Leppe, “Karpuj está cumpliendo plenamente la promesa de llevar la ciencia antártica a un nuevo nivel: las y los investigadores están trabajando en lugares y en condiciones que hace cuatro años eran impensadas y que los acercan a sitios clave para entender ciertos fenómenos como el cambio climático.”

Está completamente equipada con los implementos con los que cuenta cualquier embarcación de mayor tamaño como equipo de comunicaciones, de radio – HF con la que puede dar la vuelta al mundo – sistema, internet y teléfono satelital, radares, GPS; además de un ecosonda científico con tres frecuencias que puede medir distintos parámetros; también un pórtico y un huinche que permite desplegar equipos a mil metros de profundidad.     

La Karpuj surcó alrededor de 6.300 millas náuticas solo en Antártica, lo que equivale a 11.600 kilómetros, algo así como si quisiéramos llegar desde Punta Arenas al norte de Estados Unidos. Realizó un amplio recorrido por las islas Shetland del Sur, estrecho de Bransfield, el norte de la península Antártica, base O’Higgins, isla Decepción, estrecho de Gerlache, archipiélago de Palmer y estrecho de Bismark. Es decir, navegaron desde el extremo este, cabo Melville en isla Rey Jorge hasta isla Livingston.

Felipe Martínez es oficial mercante, proveniente de Concepción, se desempeña como primer oficial de cubierta y ha trabajado en las tres campañas de la Karpuj, y junto al capitán Jorge Acevedo son los únicos de la tripulación que han participado desde el primer año. Él efectúa un positivo balance de esta campaña, y al respecto afirma: “podemos decir con certeza que esta tercera campaña fue exitosa, de todos los proyectos que subieron a bordo, el 100 % de los investigadores se fueron satisfechos, pudieron cumplir sus objetivos a cabalidad e incluso algunos pudieron muestrear más de lo que tenían presupuestado, no se accidentó nadie, que es fundamental y pudimos llegar a todos los puntos”.  

Zarparon el 9 de diciembre desde la capital regional, arribando el 15 de ese mismo mes a Bahía Fildes, y retornaron finalmente a Punta Arenas el viernes 6 de marzo. Cabe afirmar que ha sido la campaña más larga que se haya efectuado a la fecha, ya que las anteriores comenzaban en enero y terminaban en febrero. “La campaña fue diseñada para ser más larga en Antártica y así cubrir mayor cantidad de programas, además de brindar más tiempo a las y los investigadores. Entonces eso permite que sea más larga la operación allá”, expresó.

Aclara que no se incrementó el número de traslados, sino que estos movimientos fueron mucho más extensos y se expandieron a otros lugares del Continente. “Antes trasladábamos personas a las bases Prat o Risopatrón, a las bases de Argentina y Polonia. Estos más o menos eran los lugares donde nos movíamos, pero ahora nos expandimos hacia la base búlgara, nunca habíamos llevado a gente allí”.

Apoyando el trabajo científico

Karpuj se transforma en una especie de laboratorio móvil, cuenta con un área con agua dulce y salada donde los científicos pueden montar sus propios instrumentos. “Si bien no contamos con todos los implementos, tenemos la capacidad de poder desplegarlos. Por ejemplo, cuando estuvo un grupo de científicos del Centro Ideal, ellos acá abajo montaron su laboratorio, ellos trajeron todas sus máquinas, sus equipos y los colocaron en ese sector”, expresó Felipe Martínez.

Sobre su rutina diaria, relata que cuando se está en operaciones en Antártica, el día literalmente inicia a la medianoche y se termina a la medianoche. “El buque opera las 24 horas del día, pero regularmente el horario de trabajo con científicos propiamente tal siempre estamos desde las 6-8 de la mañana, es nuestro horario para aprovechar el día, por supuesto, todo depende de las condiciones climáticas del momento, si hay mucho viento, lluvia, si la nave se mueve mucho, si se puede trabajar o no. Pero regularmente es en ese horario y terminando entre las 18-20 horas, posterior a eso viene el horario de descanso, la cena, pero siempre hay gente trabajando porque hay que velar por la seguridad de la nave, entonces en la noche si no estamos navegando o estamos fondeados, hay gente de guardia, a no ser que nos estemos moviendo de un punto a otro para seguir la navegación”.

Precisamente la tripulación acompaña a los científicos en su toma de muestras. “Ellos saben exactamente lo que necesitan, a qué profundidad tienen que lanzar su equipo, en qué lugares tienen que hacerlo, cómo tienen que hacer el transecto. Nosotros solamente disponemos de la nave para que opere de manera segura, en el lugar que requieren y cómo ellos necesiten, y a las horas que requieran, entonces nos podemos acercar, alejar, estar en mitad del océano, tomar su muestra y procesarla acá directamente”.

Sobre cuantos muestreos se ejecutaron durante esta tercera campaña, Felipe recuerda: “El grupo Ideal realizó 38 estaciones en el estrecho de Gerlache, habían unas que eran de superficie, en las cuales se tomaba agua de superficie, se lanzaba el CTD y se tomaban muestras de hielo, habían estaciones más profundas con arrastre de red. Con Francisco Santa Cruz, investigador INACH, con él hicimos un transecto que abarcaba cerca de 200 millas en el muestreo de kril”.

Pero no todo es trabajo; también tienen tiempos de esparcimiento al interior de la nave, porque “hay momentos que no se puede trabajar porque las condiciones meteorológicas no permiten el muestreo. Entonces salen juegos de cartas, ver películas, contar historias, contar chistes, eso es como lo más recurrente”.

ECOLÓGICA

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