Por Christopher Laska, CEO de WOM
Enfrentamos un panorama a nivel internacional pocas veces visto y que ha obligado a gobiernos, empresas y, en general, a la sociedad en su conjunto a tomar medidas urgentes para evitar la propagación de un virus que ha colapsado los sistemas de salud de los países más desarrollados del mundo: el COVID-19.
En esa línea, algunas de las primeras decisiones adoptadas en nuestro país fueron la suspensión de clases en colegios y universidades, así como la implementación del trabajo remoto por una importante cantidad de empresas, todo esto, con el objetivo de evitar la propagación del virus. Sin ninguna duda, esto permitirá no colapsar nuestro sistema de salud en lo pronto, y nos ayudará a sobrellevar esta pandemia de mejor manera.
Pero estamos perdiendo de vista un factor importante: no todos los chilenos cuentan con acceso o herramientas para el correcto uso de Internet. Sin ir más lejos, según cifras de la Mesa 16 de Compromiso País, existen más de 1.400 localidades sin acceso a Internet. En tanto, acorde al estudio de Brechas de Uso de Internet de Fundación País Digital, se señala que si bien un 76% de los habitantes de zonas urbanas usan Internet, menos de un 50% hace lo propio en el mundo rural, lo que demuestra una brecha digital tremenda, que solo reproduce la exclusión social, al ser los sectores sociales más vulnerables, los más expuestos a esta situación.
Si bien en los últimos cinco años Chile ha crecido en materia de infraestructura y conexión a Internet, aún quedan lugares del país que no han accedido a esas mejoras o solo de forma parcial, situación que resulta no sólo preocupante, al generar además -en este escenario de emergencia- ciudadanos de primera y segunda categoría, manteniendo a trabajadores y estudiantes rezagados y sin la posibilidad de continuar con sus vidas con “normalidad”.
Para solucionar esta diferencia, se hace necesario invertir y desplegar la tecnología de manera equitativa y eficiente, con la participación de todos los actores, lo que nos permitirá entregar una oferta muchísimo más variada, para que así todos los ciudadanos puedan tener acceso al servicio que necesitan en un futuro próximo.
Es prioritario y urgente no perder más tiempo con las licitaciones que tenemos ad portas que nos permitirán, por una parte, desplegar fibra óptica en cada rincón y, por otra, comenzar a desarrollar el camino 5G en el país, lo que posibilitará la conexión de las localidades más remotas y sus entornos. Este acceso nos permitirá garantizar, por ejemplo, que todos los niños del país puedan continuar educándose o que los habitantes de una zona rural puedan acceder a herramientas de telemedicina, algo tremendamente urgente en una emergencia como la que hoy enfrentamos.
Esas esperadas licitaciones para el despliegue de 5G y por el proyecto de Fibra Óptica Nacional van a reducir las desigualdades que se manifiestan hoy en el acceso a Internet, permitiendo conectar a todos los habitantes de Chile como iguales.