Por Por Luis D. Torres, PhD, Profesor Asistente Universidad de Nottingham en Reino Unido y Director Asociado en SustainaValue en Chile.
El 2014 en la reunión anual de la sociedad de ética de negocios en Filadelfia, Edward Freeman, quien desarrolló la teoría de los stakeholders, dijo a modo de broma que la RSE había muerto.
Hoy, poco mas de 5 años mas tarde, creo que de hecho la RSE ha muerto, al menos en su sentido tradicional.
La “S” en RSE ha sido generalmente asociado a actividades de filantropía y de inversión social. Aspectos alejados de la estrategia del negocio y con dos objetivos simples: asegurar la licencia social para operar y ganar en reputación corporativa. Aspectos como inversión social son aún muy necesarios especialmente en países en vías de desarrollo. Sin embargo, estos no son suficientes. Las empresas deben ajustarse a una visión más integral y adaptada a los desafíos actuales.
Hoy los invito a hablar de una RSE en donde la “S” representa esta visión y reemplazar “social” por “sostenibilidad”. Pensar en sostenibilidad nos obliga a mirar lo que hacemos hoy y su impacto en el tiempo en al menos tres dimensiones: social, ambiental y económica. Nos obliga también a alinearnos a los desafíos glocales (globales y locales) en materia de desarrollo sostenible. La sostenibilidad nos ayuda a reconsiderar la forma en la que producimos y utilizamos los recursos, así como el impacto de nuestras acciones.
Hablemos entonces de Responsabilidad y Sostenibilidad Empresarial (o corporativa para algunos) y movámonos hacia una RSE 2.0.