El evento bianual reconocerá a los científicos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) por su aporte innovador a problemáticas medioambientales que tienen actualmente el país y en el mundo.
Manejo eficiente del agua utilizando imágenes satelitales, mitigación de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y protección para el agrietamiento (cracking) en cerezas son algunos de los proyectos ganadores.
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) reconocerá a los científicos pertenecientes a dicha entidad por los resultados de sus trabajos en la tercera versión de la premiación “Guardianes de la Mesa Chilena”. Su aporte va en directo beneficio de la agroindustria a través de innovación tecnológica que revolucionará el sector.
En medio de la preocupación mundial por el cambio climático, la actividad justamente tendrá énfasis en proyectos sustentables que entreguen soluciones a la agricultura y al cuidado del medio ambiente. Por esta razón, la ceremonia se divide en dos grandes categorías: “I+D en Cambio Climático” y “Negocios Tecnológicos”.
Uno de los proyectos ganadores se preocupa por el “Manejo eficiente del agua utilizando imágenes satelitales”. Esta investigación desarrollada por Claudio Balbontín en las regiones de Coquimbo al BioBío, permite monitorear los cultivos a través de una plataforma satelital para identificar de manera precisa las necesidades de riego. Con esta información se puede establecer programas de manejo del riego que aumenten la eficiencia hídrica en la agricultura.
La ganadería y la agricultura representan el 24% de las emisiones de Gases con Efecto Invernadero (GEI) a nivel mundial, y el sector energético es el principal emisor. En el caso de Chile, esta industria genera un 78% de las emisiones, y de ese porcentaje un 10,5% proviene del sector agropecuario. En este contexto, el científico de INIA, Francisco Salazar, desarrolló un proyecto para generar la primera base de datos sobre Gases con Efecto Invernadero emanados por sistemas de manejo de estiércol de países en vías de desarrollo del mundo. Así, se identifican las principales variables que impactan en estas emisiones de GEI, desde los sistemas de producción animal hasta las medidas de mitigación posibles de implementar.
Otro de los proyectos reconocidos, protege a la cerezas del agrietamiento o “cracking” producto de las lluvias. La formulación desarrollada por estrategia creada por Cristián Balbontín Sepúlveda en la región de Ñuble, estudió los eventuales daños que suelen afectar hasta el 80% de los frutos cuando se presentan precipitaciones durante la etapa de maduración, lo que es cada vez más recurrente en condiciones de cambio climático, creando así una especie de “vacuna contra la partidura de los frutos de cereza” en base a hormonas vegetales.
Vino austral y tomate limachino
En total son 15 los proyectos destacados que tienen impacto en todo el país. Dentro de las investigaciones de I+D para la adaptación al cambio climático, también fue premiado el conjunto de estrategias de adaptación para el sector vitivinícola, que presenta nuevas alternativas de manejo de canopia (parte verde de la planta) y el uso de cubiertas como nueva tecnología que permita la protección de la uva frente a condiciones climáticas extremas, aminorando el impacto en la competitividad del país.
Siguiendo en el sector vitivinícola, se premió los desarrollos que se están haciendo en Chile Chico desde el 2010, para identificar cepas con mayor potencial enológico y así diversificar las zonas de producción del país y crear un producto con denominación de origen como el vino más austral del mundo.
En cuanto a investigaciones centradas en la mitigación fueron reconocidos dos proyectos que buscan disminuir la emisión de metano y gases invernadero en el sector agropecuario. Por otra parte, se premió la propuesta Nama Agrícola de Chile, (Acción Nacional Apropiada de Mitigación) contribuyendo significativamente al logro de las metas de reducción de emisiones comprometidas por el país.
Dentro de la categoría Negocios Tecnológicos, se premió la generación de cinco nuevas variedades vegetales. Entre éstas se encuentran el poroto Zorzal-INIA -perteneciente a la clase comercial tipo Tórtola, la más sembrada y consumida en Chile-, que es tolerante al virus del mosaico común del poroto y madura antes que su variedad antecesora, permitiendo el ahorro de un riego para los productores; el arroz Digua Cl, primera variedad de arroz Clearfield para Chile, obtenido tras 8 años de trabajo; el cereal Triticale Emperador, nueva variedad de invierno de alta productividad, que se suma a las variedades Aguacero y Faraón; Trigo Irafen-INIA, de alta calidad panadera en ambientes limitantes, de alto potencial de rendimiento, tolerante a las principales enfermedades presentes en la zona del secano.
Por su parte, las variedades de papa Yaike y Porvenir se transforman en un nuevo aporte para el escenario agroclimático del país, por sus excelentes características culinarias alto rendimiento evaluado en condiciones de riego y secano en distintas regiones del centro sur de Chile. Además ambas variedades poseen una alta tolerancia a la sequía.
Dentro de las patentes de invención se premiaron un biopesticida a base de hongos entomopatógenos nativos para el control de Lobesia botrana, plaga que causa daños principalmente en vides; y una bio-herramienta obtenida del genoma de la vid, que permite modificar las características de la planta para obtener mejores variedades vegetales.
Otro premio se entregó al desarrollo de la marca comercial “El Tolima”, generada en un proyecto de recuperación del Tomate Limachino Antiguo, realizado en conjunto con la Universidad Técnica Federico Santa María y pequeños agricultores del valle de Marga-Marga.