Por Mario Zuñiga fundador de Zenta Group y miembro G100
Según trascendió durante los últimos días, Argentina tiene seis start-ups de US$ 1.000 millones más conocidos como unicornios en Silicon Valley, y Chile solo una -Crystal Lagoons-, cifra que extraña a muchos sobre todo considerando que somos de los países más desarrollados de la región.
Algunos expertos señalan que las razones de esta realidad tienen relación con la idiosincrasia del país vecino, tamaño del mercado, la necesidad de mejorar la situación económica, etc. Sin embargo, esas razones sólo explicarían una baja tasa de actividad emprendedora en el país, lo que no se ajusta a la realidad.
En Chile tenemos grandes iniciativas que ayudan con el surgimiento de emprendimientos. Es el caso de StartUp Chile, diferentes incubadoras de negocios, nuevos fondos de inversión con especial interés en el venture capital, o incluso programas de televisión como Nada te Detiene. Todas las anteriores, muy buenas iniciativas que buscan dar visibilidad, capital y mentorías a distintos emprendedores del país y que hoy posicionan a Chile como el con mayor actividad emprendedora a nivel OCDE y el tercero a nivel mundial.
En este punto nos damos cuenta de que el problema no está en el surgimiento de los nuevos negocios, sino en el desarrollo de ellos. Porque tal como se ha expuesto en medios nacionales, Tinder podría haber sido chilena, y este es el caso de muchas otras ideas. No nos olvidemos que empresas como Cornershop, solo por dar un ejemplo, han recibido inversiones millonarias de fondos internacionales, obligando a las buenas ideas, a buscar mejores oportunidades en el extranjero, cuando podrían crecer más dentro del país, antes de saltar fuera.
Hay toda una cadena de apoyo que es necesaria para que aquellos emprendimientos que están recién naciendo, lleguen a valer algún día más de US$ 1.000 millones. Las cifras en el país están al alcance de todos, el 8% de los emprendimientos no superan los primeros 42 meses de vida, por lo que hay un mea culpa que debemos hacer sobre lo que no estamos entregando para que esa realidad cambie.
En Argentina ya asumieron ese problema y aprobaron la Ley de Emprendedores, que entre otras cosas, entrega beneficios tributarios para que empresas nacionales inviertan dentro del país: según la ley, se podrán descontar del impuesto a las ganancias el 75% de las inversiones realizadas, siempre y cuando el monto no supere el 10% de la ganancia neta anual.
Necesitamos un marco legislativo que beneficie el desarrollo de los emprendimientos, además de generar iniciativas que estén enfocadas especialmente en aquellos negocios que tienen más de tres años de funcionamiento. Solo de esta manera lograremos que las buenas ideas se queden dentro del país, porque si hay algo de lo que sí estamos seguros es que el emprendimiento es una práctica que nos hace bien.