WWF expresa su seria preocupación por la propagación de incendios en la Amazonía que amenazan la existencia del bosque tropical más grande del mundo, hábitat de miles de animales y plantas y hogar de más de 34 millones de personas, incluyendo alrededor de 500 pueblos indígenas.
Los incendios están consumiendo importantes extensiones de bosque en la Amazonía brasileña y boliviana, y en otras ecorregiones como el Bosque Chiquitano, el Chaco y el Cerrado.
Ante esta devastación ecológica, WWF hace un llamado a los países de la región – Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam- para proteger la Amazonía, combatir la deforestación y reducir los factores detrás de los incendios.
La Amazonía juega un rol importante en la regulación climática de Sudamérica, influyendo incluso en el régimen de precipitaciones de la región.
Además de afectar gravemente a la biodiversidad de la zona, los incendios que se han intensificado desde hace aproximadamente dos semanas, agudizarán la crisis climática a causa de las emisiones de carbono provenientes de la quema de materia orgánica. Las áreas dañadas serán más vulnerables a sequías, inundaciones y a otros efectos del cambio climático, por la falta de cobertura vegetal.
La pérdida del bosque reducirá también la capacidad de absorción de dióxido de carbono por parte de los ecosistemas.
La generación y la dispersión de humo compromete la calidad del aire de varias regiones relativamente cercanas a los incendios y aun de ciudades lejanas como Sao Paolo, en Brasil.
El impacto inmediato de los incendios en la biodiversidad, es la muerte de miles de animales y plantas que habitan estos bosques, entre ellos especies emblemáticas y de gran importancia ecológica como el jaguar, pero, además, las quemas ocasionan una pérdida de hábitat que amenaza la supervivencia de las especies.
De igual forma, los incendios conllevan graves problemas sociales, económicos y de salud pública. Los medios de vida de pequeños productores locales y pueblos indígenas se ven amenazados por el avance de las llamas. Entre los afectados está la comunidad indígena Chiquitana de Santa Mónica en Bolivia, que ha perdido aproximadamente 60 mil dólares en ingresos por la madera de sus bosques que manejaban de manera sostenible en el territorio Monte Verde.
La Amazonía juega un tremendo rol en la regulación climática global
Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, manifestó su preocupación por este tema, que tiene impactos para toda la región. “Esto no es solo una tragedia para los países amazónicos, sino que para el mundo entero, y en el caso de Chile, no debemos olvidar que la Amazonía juega un tremendo rol en la regulación climática global, especialmente de Sudamérica, influyendo incluso en el régimen de precipitaciones de la región. Como país anfitrión de la próxima COP25 de cambio climático y uno de los líderes en la región sobre este tema, esperamos que Chile pueda colocar fuertemente en la agenda la urgencia de tomar medidas para robustecer las políticas contra la deforestación, así como planes para forestar y restaurar bosque nativo, temas clave para la prevención de incendios forestales y mitigación de emisiones”, señaló.
“Chile también debe sacar lecciones de esto, sobre todo en relación a la necesidad de contar con Áreas Protegidas manejadas en forma efectiva y con financiamiento adecuado y permanente, para lo cual es clave tener una institucionalidad moderna, eficiente, específica y con margen de acción y decisión, lo que esperamos pueda encarnar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, proyecto que debe ser discutido en la Cámara de Diputados”, agregó.
Las políticas públicas deben actuar para poner fin a la deforestación a gran escala en la Amazonía
Históricamente, los incendios en la Amazonía han estado ligados a la deforestación por expansión de la actividad agropecuaria y esta ocasión no es la excepción, como se verificó con el aumento de la deforestación en el último año. Según el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía de Brazil (IPAM), los diez municipios con más focos de calor son los mismos que tienen la mayor deforestación. Un dato a destacar es que las condiciones de la estación seca este año han estado en rangos normales por lo que no se puede atribuir al clima la gran cantidad de incendios experimentados con respecto a otros años.
Combatir este incendio requiere más que recursos. El fuego y los incendios forestales son causados por acción del hombre, comenzando por la deforestación de los bosques. Las políticas públicas deben actuar para poner fin a la deforestación a gran escala en la Amazonía.
WWF se suma a la preocupación de la sociedad civil y llama a los políticos a hacerse parte de este problema y buscar soluciones. En este sentido, rechaza contundentemente las declaraciones del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien atribuye la responsabilidad a las ONG, deslegitimando el debate propuesto por la opinión pública y la sociedad civil, y desviando el foco de atención sobre lo que realmente importa: el bienestar de la naturaleza y la gente de la Amazonía.
Para prevenir futuros incendios urge combatir las causas de la deforestación en todo el bioma e impulsar una reforestación posterior que permita restaurar el bosque y evitar una mayor degradación y pérdida de la cobertura vegetal.
Adicionalmente, se requiere impulsar medios de vida sostenibles para los pequeños productores agropecuarios, que pueden originar incendios forestales debido a un mal manejo del fuego como herramienta para ampliar sus tierras.
WWF está comprometido con la conservación de la naturaleza y seguirá actuando a través de sus diferentes programas y proyectos para frenar la actual crisis de destrucción que está experimentando la Amazonía y otras ecorregiones de gran importancia para la salud de nuestro planeta.