Sólo la calificación mínima –letra E- permitiría ahorros de hasta 20% en la demanda energética de las viviendas; la letra A+ cuando el ahorro es superior al 85%.
El Senado aprobó recientemente -en general y por unanimidad- con votos de los 35 senadores, el proyecto de Ley de Eficiencia Energética, que tiene entre sus objetivos promover la gestión de energía en grandes consumidores como las empresas mineras, cementeras y forestales, así como la industria agrícola y química, entre otras. Las proyecciones para la implementación de este proyecto apuntan a un menor consumo energético de 5,5% a 2030 y de 7% a 2035, lo que equivale a cerca de US$2.400 y US$3.500 millones.
Una de las industrias que debería adaptarse a esta nueva legislación será la Inmobiliaria, ya que la ley considera que todas las viviendas nuevas que sean comercializadas deberán contar con la evaluación de la Calificación Energética de Viviendas (CEV). Esta medida existe desde el año 2012, pero hasta la fecha es voluntaria, por lo que no muchas inmobiliarias la han incorporado.
“Esto significará un avance importante en la información que tendrán las personas al momento de adquirir una vivienda nueva, tal como lo es ahora cuando compran un refrigerador o ampolletas, ya que se deberá proveer con un etiquetado de eficiencia energética que permitirá informar a los compradores sobre el consumo de energía que tendrá la vivienda”, afirma José Antonio Kovacevic, gerente de Green Building en Efizity, consultora experta en eficiencia energética.
Las inmobiliarias están todavía a tiempo para anticiparse y evaluar cómo están desarrollando sus viviendas actualmente. En el escenario actual, el principal beneficio de la CEV es que “puede utilizarse como una herramienta diferenciadora en la publicidad, ya que una buena evaluación energética es un atributo que será cada vez mejor valorado por los compradores”, sostiene Kovacevic.
Sin embargo, muchas inmobiliarias no han comenzado esta implementación porque creen que para obtener una mejor calificación necesitan una inversión excesivamente mayor. “Pero no es así. Llevamos varios años trabajando con inmobiliarias que se han evaluado voluntariamente y que han implementado medidas costo-eficientes para obtener mejores resultados de eficiencia energética, aumentando la competitividad de sus proyectos frente a los que no se evalúan”, agrega el experto de Efizity.
Aunque no hay porcentajes mínimos a cumplir, una vivienda que sólo cumple el mínimo de la norma térmica vigente, tendrá aproximadamente una Calificación E, lo que puede ser hasta un 20% de ahorro. Sin embargo, el etiquetado y sus letras son bastante exigentes, ya que tener una letra A+ -evaluación máxima- requiere un ahorro de demanda energética sobre el 85%. “Por lo general incentivamos a las inmobiliarias a tener resultados sobre la letra C (40% de ahorro), ya que llegar a esos resultados permite un buen equilibrio entre la inversión necesaria de hacer por parte de la inmobiliaria y los ahorros que estos generarán a los usuarios”, opina Kovacevic.